Canadá se rearma en infraestructura petrolera ante un mercado global con exceso de oferta

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THE LATIN VOX (15 de noviembre de 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.

La carrera por garantizar la salida del crudo canadiense hacia los mercados globales ha entrado en una nueva fase.

Enbridge, propietaria del mayor sistema de oleoductos del país, anunció una serie de ampliaciones que, sumadas, equivalen a construir desde cero un nuevo gran oleoducto de exportación.

El momento no podría ser más estratégico: la producción petrolera en Alberta sigue marcando récords mientras los ductos canadienses se acercan a su límite de capacidad.

El viernes, la firma con sede en Calgary confirmó su decisión final de inversión para la primera de cuatro expansiones. El proyecto, valorado en 1400 millones de dólares estadounidenses, añadirá 150000 barriles diarios a su red Mainline y otros 100000 barriles al oleoducto Flanagan South. Se espera que la obra esté terminada en 2027.

“Vemos un crecimiento gradual de la oferta”, afirmó Colin Gruending, presidente del negocio de oleoductos líquidos de Enbridge. “Estas expansiones responden directamente a esa necesidad. Creemos que con esto será suficiente”.

Optimizar en vez de construir: el nuevo mantra

Las ampliaciones no son las únicas cartas sobre la mesa. La corporación estatal Trans Mountain también estudia dos mejoras a su oleoducto entre Edmonton y la costa del Pacífico: el empleo de agentes reductores de fricción y el refuerzo de estaciones de bombeo. Ninguna de estas opciones implica ensanchar físicamente la tubería, pero juntas permitirían transportar una mayor cantidad de crudo.

Enridge calcula que, combinando las optimizaciones propias y las de Trans Mountain, no habrá cuellos de botella a pesar del aumento constante de la producción en Alberta.

“Es totalmente positivo tener un poco más de capacidad de salida que oferta”, insistió Gruending. “Y siempre podemos seguir optimizando; lo hemos hecho durante 75 años”.

Una carrera contra el reloj

De acuerdo con un informe reciente de TD Cowen, los oleoductos de exportación del país podrían llenarse completamente hacia finales de 2028. Pero si las mejoras avanzan con rapidez, la saturación podría aplazarse hasta mediados de la década de 2030.

La magnitud de las expansiones es notable: en conjunto, permitirían más de un millón de barriles diarios adicionales de capacidad de transporte.

Actualmente, Canadá produce unos 4,5 millones de barriles diarios en el oeste del país, mientras que la capacidad total de exportación ronda los 5,2 millones. Con la producción al alza, la presión sobre las infraestructuras es cada vez mayor: cuando los ductos se llenan, el petróleo canadiense se rezaga en precio y se reducen las regalías para gobiernos provinciales y federales.

Alberta quiere ir todavía más lejos

Pese a estas ampliaciones, Alberta no se conforma. Su primera ministra, Danielle Smith, ha planteado la posibilidad de que la provincia promueva su propio oleoducto hacia la costa oeste, una idea descrita por TD Cowen como “escenario de cielo azul”: atractiva, pero altamente incierta.

La propuesta generó aún más ruido cuando surgió nuevamente la idea de revivir el proyecto Keystone XL, cancelado en 2021.

Según el informe, el propio primer ministro canadiense Mark Carney habría mencionado el tema en conversaciones con el presidente estadounidense Donald Trump, reflejo de que Ottawa quizá duda de su capacidad para lanzar un proyecto completamente nuevo y diversificar sus mercados más allá de Estados Unidos.

Un mercado global que se enfría

Las decisiones se toman en un contexto complicado: esta semana la Agencia Internacional de la Energía (AIE) proyectó un excedente global de hasta cuatro millones de barriles diarios el próximo año, a medida que Estados Unidos, Brasil, Canadá y otros grandes productores incrementan su oferta.

Aunque el consumo mundial seguirá creciendo —788000 barriles diarios en 2025 y 770000 en 2026—, el ritmo es insuficiente para absorber el aumento de producción.

¿Quién se atreverá a comprometerse?

Mientras Alberta evalúa nuevas rutas hacia el mar y las empresas públicas afinan sus sistemas existentes, la verdadera incógnita está en la industria. Para que cualquier nuevo gran oleoducto sea viable, las petroleras deben firmar contratos a largo plazo. Con tanta capacidad adicional prevista en los próximos años, no está claro si estarán dispuestas.

“Desarrollar estos proyectos lleva tiempo y hay muchas consideraciones”, dijo Gruending. La demanda de transporte, el apetito de riesgo y la evolución del mercado serán decisivos.

Por ahora, el mapa energético de Canadá se redibuja sin necesidad de nuevas tuberías monumentalmente polémicas. Pero en un sector donde producción, política y geopolítica se entrelazan, la historia está lejos de terminar.

Fuente: CBC News

Crédito fotográfico: Getty Images


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