La situación humanitaria en Oriente Medio se ha deteriorado gravemente debido a los conflictos armados, la escasez de alimentos y la pandemia de COVID-19. Según expertos consultados, Canadá tiene un papel limitado en la prevención de una crisis más amplia en la región, pero puede contribuir a aliviar el sufrimiento de las poblaciones más vulnerables.
Uno de los países más afectados por la violencia es Yemen, donde una guerra civil ha causado más de 230.000 muertes y ha dejado a 20 millones de personas al borde de la hambruna. Canadá ha suspendido las exportaciones de armas a Arabia Saudita, que lidera una coalición militar que interviene en el conflicto yemení, pero sigue siendo uno de los principales donantes humanitarios del país.
Otro foco de tensión es Irán, que ha reanudado su programa nuclear tras el abandono del acuerdo internacional por parte de Estados Unidos en 2018. Canadá ha impuesto sanciones económicas al régimen iraní, pero también ha buscado mantener un diálogo diplomático para resolver la crisis de los vuelos comerciales derribados por error por las fuerzas iraníes en enero de 2020.
Además, Canadá ha expresado su apoyo al proceso de paz entre Israel y Palestina, que se ha visto amenazado por los recientes enfrentamientos entre el ejército israelí y el grupo militante Hamas en la Franja de Gaza. Canadá ha condenado la violencia y ha instado a ambas partes a respetar el derecho internacional humanitario y a proteger a los civiles.
Según los expertos, Canadá tiene poca influencia política o militar en Oriente Medio, pero puede desempeñar un papel constructivo como mediador, defensor de los derechos humanos y proveedor de ayuda humanitaria. Sin embargo, también advierten que Canadá debe ser consciente de las complejidades y los riesgos de intervenir en una región tan volátil y diversa.