
THE LATIN VOX (18 de noviembre de 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
En un momento en que el orden internacional se ve tensionado por guerras, crisis climáticas y una competencia tecnológica sin precedentes, Canadá y Suecia han decidido elevar su relación bilateral a un nuevo nivel. Los primeros ministros Mark Carney y Ulf Kristersson presentaron en Ottawa una Asociación Estratégica que transforma décadas de cooperación en un marco integral con ambiciones globales.
El acuerdo, no vinculante pero políticamente significativo, consolida a ambos países como aliados del norte, defensores de la democracia y socios clave en innovación, seguridad y desarrollo sostenible. La iniciativa se inscribe en la arquitectura euroatlántica más amplia —incluidas la OTAN y el CETA— y busca convertirse en un pilar de estabilidad y crecimiento en una era marcada por la incertidumbre.
Un vínculo cimentado en valores compartidos
Carney y Kristersson presentaron la alianza como una plataforma para reforzar los lazos entre dos naciones que se reconocen mutuamente como democracias afines, modernas e innovadoras. Ambas comparten además una dimensión geográfica estratégica: son países árticos con intereses comunes en la región y con un énfasis declarado en la protección de los derechos de los pueblos indígenas.
La asociación incorpora desde comercio e inversión hasta investigación científica, digitalización, transición verde, seguridad y defensa. El objetivo: crear una cooperación multisectorial a largo plazo, con mecanismos de seguimiento anual y un plan de acción concreto a desplegar en los próximos meses.
Comercio confiable en tiempos inciertos
El acuerdo busca aprovechar el potencial del CETA para un intercambio económico más robusto. Canadá y Suecia, cuyas economías son altamente complementarias, ven en este nuevo marco una oportunidad para diversificar cadenas de suministro, reducir dependencias estratégicas y estimular sectores emergentes como:
- Minerales críticos
- Energía y tecnologías limpias
- Innovación industrial y digital
- Vivienda modular y prefabricada
- Bioeconomía forestal
Las dos capitales apuestan a convertir su alianza en un laboratorio de soluciones para la transición verde y la productividad en el siglo XXI.
Seguridad: un mensaje directo frente a Rusia
El capítulo más contundente del pacto es el que aborda seguridad y defensa. Ambos gobiernos subrayaron que la agresión rusa en Ucrania seguirá marcando la agenda estratégica del hemisferio norte. Tanto Canadá como la recién incorporada Suecia en la OTAN se comprometen a intensificar su cooperación militar, desde ejercicios conjuntos hasta desarrollo tecnológico y adquisiciones coordinadas.
Ottawa reafirmó además su rol como nación marco de la brigada multinacional de la OTAN en Letonia, mientras que ambas partes defendieron con firmeza el principio de que “el futuro de Ucrania está en la OTAN”.
El acuerdo también contempla combatir amenazas híbridas, ciberataques, desinformación, riesgos en infraestructura submarina, así como cooperar en inteligencia y logística de defensa. En paralelo, Canadá y Suecia insisten en la necesidad de limitar la capacidad de Rusia para evadir sanciones, especialmente mediante flotas opacas de transporte de petróleo.
Ártico: un norte que se calienta y se militariza
La región ártica, cada vez más afectada por el cambio climático y la creciente rivalidad geoestratégica, ocupa un lugar central en la nueva alianza. Ottawa y Estocolmo se proponen:
- Reforzar la cooperación científica polar
- Facilitar el comercio y las conexiones entre comunidades del norte
- Proteger los ecosistemas árticos
- Fortalecer la seguridad regional
- Apoyar el trabajo del Consejo Ártico como foro principal de gobernanza
El énfasis en los derechos y la participación de los pueblos indígenas aparece como una prioridad inusual en acuerdos de este tipo y constituye uno de los rasgos distintivos del enfoque canadiense-sueco.
Tecnología punta y salud global: el laboratorio del futuro
Con dos de las economías más innovadoras del mundo, la alianza impulsa una agenda ambiciosa en ciencia y tecnología:
- Inteligencia artificial responsable
- Computación cuántica
- Redes 5G y 6G seguras
- Tecnologías espaciales
- Biociencias y farmacéutica
- Preparación ante pandemias
El objetivo declarado es fortalecer ecosistemas de innovación compartidos y acelerar la transferencia de tecnología en sectores críticos.
El clima como eje estructural
En materia ambiental, la alianza apuesta a acelerar el camino hacia emisiones netas cero, con énfasis en:
- Energías limpias, incluida la nuclear
- Acero descarbonizado
- Gestión sostenible de minerales críticos
- Lucha contra la contaminación plástica
- Adaptación climática y resiliencia ante desastres
Ambos países forman parte de coaliciones globales de alta ambición en biodiversidad y transición ecológica.
Una alianza que busca moldear el orden internacional
La Asociación Estratégica entre Canadá y Suecia no es un simple comunicado diplomático: marca un intento deliberado de ambas naciones por influir en la configuración de las reglas globales del futuro. En un contexto de fragmentación geopolítica, Ottawa y Estocolmo se posicionan como actores medianos pero altamente coordinados en defensa, tecnología, clima y comercio.
El acuerdo no obliga jurídicamente a las partes, pero sí establece un marco político robusto que podría convertirse en referencia para nuevas alianzas norteñas en el Ártico y el Atlántico.
Mientras los desafíos se multiplican en el tablero internacional, Carney y Kristersson parecen apostar por una fórmula clásica pero cada vez más escasa: alianzas basadas en valores, ciencia y cooperación multilateral.
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