Canadá y sus principales productores de combustibles fósiles no cumplen con los objetivos climáticos y ponen en riesgo la transición

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Un nuevo informe revela que Canadá y sus principales productores de petróleo y gas no están en camino de cumplir con sus compromisos climáticos y que sus planes de transición energética son insuficientes para evitar los peores impactos del cambio climático.

El informe, publicado por el Instituto Internacional de Desarrollo Sostenible (IISD), analiza las políticas y las prácticas de los gobiernos federal y provinciales, así como de las 10 mayores empresas de petróleo y gas de Canadá, que representan el 80% de la producción nacional.

Concluye que ninguno de los actores evaluados está alineado con el objetivo del Acuerdo de París de limitar el aumento de la temperatura global a 1,5°C, ni con la meta de Canadá de alcanzar la neutralidad de carbono para 2050.

Las políticas climáticas de Canadá son insuficientes para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) de acuerdo con la ciencia climática, y las provincias productoras de petróleo y gas, como Alberta y Saskatchewan, se oponen a algunas medidas federales, como el impuesto al carbono.

Además, las empresas de petróleo y gas no han adoptado objetivos de reducción de emisiones absolutos y basados en la ciencia, y que sus planes de transición energética se centran principalmente en mejorar la eficiencia y la innovación tecnológica, en lugar de diversificar sus actividades hacia fuentes de energía renovables.

Esta falta de acción climática pone en riesgo la competitividad y la viabilidad de Canadá y sus productores de combustibles fósiles, ya que se enfrentan a una creciente presión de los inversores, los reguladores, los consumidores y la sociedad civil para alinearse con la transición energética global.

Canadá y sus productores de petróleo y gas deberian adoptar medidas urgentes para cumplir con sus objetivos climáticos y para acelerar su transición hacia una economía baja en carbono, lo que implica aumentar la ambición de sus políticas climáticas, establecer objetivos de emisiones basados en la ciencia, y diversificar sus carteras de inversión hacia las energías renovables.


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