Canadienses divididos entre invertir en el futuro o reducir el déficit: encuesta señala elección difícil para el presupuesto de 2025

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THE LATIN VOX (03 de Noviembre del 2025).- Por Daniela Medina.  

Una nueva encuesta de opinión pública realizada por Nanos Research revela que los ciudadanos canadienses enfrentan un dilema profundo en lo que respecta a las prioridades del próximo presupuesto federal: un 49 % apoya que el gobierno se centre en invertir en crecimiento económico, mientras un 46 % considera que la prioridad debe ser reducir el déficit presupuestario. Esta división evidencia el desafío que tiene el gobierno del primer ministro Mark Carney al balancear entre estímulo e institucionalización fiscal.
Los resultados se conocen a pocas semanas de la presentación del presupuesto 2025, fijado para el 4 de noviembre, lo que convierte esta encuesta en una brújula comunicativa para Ottawa.

Detalles clave de la encuesta

  • De los encuestados, casi la mitad (49 %) consideró que las inversiones infraestructura, tecnología, vivienda, cambio climático deben tener prioridad incluso si eso significa mantener o aumentar temporalmente el déficit.
  • Un 46 % opina que la prioridad central debe ser contener el gasto, reducir el déficit y estabilizar las finanzas públicas, incluso si eso implica posponer algunas inversiones.
  • Un 5 % restante manifestó otras opiniones o que no tenía una preferencia clara.
  • La encuesta también interrogó sobre sectores específicos: una mayoría sustancial indicó que salud, vivienda asequible y beneficios para las personas mayores deberían protegerse incluso si ello requiere reducir otras partidas o mantener el déficit elevado.
  • En términos de percepción de riesgo: la mayoría considera que el déficit «es un problema, pero» no es tan urgente como la vivienda o la inflación, lo que refuerza la idea de que la población busca un equilibrio gradual, más que medidas drásticas.

¿Qué dice esta división sobre la opinión pública canadiense?

La división muestra varias dinámicas relevantes:

  1. Tensión entre crecimiento e inflación: Por un lado, los canadienses reconocen que la economía necesita modernización, mayor inversión en tecnología y vivienda y diversificación. Por otro, están preocupados por la inflación, el costo de vida y la carga que el endeudamiento puede implicar en el largo plazo.
  2. Baja tolerancia a la austeridad radical: Aunque hay respaldo para reducir el déficit, mayoría considera que esto debe hacerse de forma gradual, evitando recortes severos o alzas impositivas abruptas.
  3. Protección de prioridades sociales: Salud, vivienda y beneficios a mayores sobresalen como «intocables» para muchos, lo que condiciona cómo se puede estructurar el déficit o las inversiones.
  4. Mandato político complejo para el gobierno: Carney y su gabinete deben diseñar un presupuesto que responda a ambas visiones: impulsar inversiones para crecimiento futuro sin provocar alarma por falta de control fiscal. La encuesta sugiere que los ciudadanos no aceptan extremos: ni un déficit descontrolado ni una austeridad que corte servicios esenciales.

Implicaciones para el presupuesto 2025

Oportunidades

  • El gobierno dispone de espacio político para articular un camino medio: invertir en áreas estratégicas (infraestructura, tecnología, vivienda) mientras se compromete públicamente a una senda de reducción del déficit en el mediano plazo.
  • Dado que el respaldo para la austeridad severa es menor, se puede estructurar un presupuesto progresivo donde el crecimiento económico se vea como la vía para mejorar las finanzas, en lugar de recortes inmediatos.

Riesgos

  • Si el presupuesto presenta grandes inversiones sin medidas claras de control del déficit, puede generar desconfianza entre quienes temen por las finanzas públicas.
  • Si en cambio el presupuesto se inclina demasiado hacia recortes para equilibrar rápido las cuentas, podría provocar descontento entre quienes esperan mejoras visibles en vivienda, servicios o empleo técnico.
  • La comunicación será clave: el gobierno debe explicar cómo se financiaron las inversiones, qué medidas se tomarán para contener el déficit y cuáles serán los plazos para el equilibrio fiscal. Un fallo comunicativo podría erosionar la legitimidad del plan.

Escenarios posibles tras el presupuesto

  1. Presupuesto de crecimiento con senda de equilibrio: Se anuncian inversiones importantes, se plantea una reducción gradual del déficit y se logra consenso político y social. Este escenario es el más equilibrado y podría consolidar la confianza del electorado.
  2. Presupuesto expansivo sin control fiscal: Si se lanzan grandes iniciativas sin senda clara de reducción del déficit, podría generarse alarma fiscal, aumento de las tasas de interés o presión de las agencias calificadoras, lo que debilitaría el plan.
  3. Presupuesto austero con bajo estímulo: Si se prioriza la reducción del déficit y se posponen o recortan inversiones clave, podría generar descontento, pérdida de impulso en sectores estratégicos y un mensaje negativo sobre el crecimiento futuro.

¿Qué pueden esperar los ciudadanos?

  • Los ciudadanos deben estar atentos a cómo se divide el gasto entre gasto operativo y gasto de capital —parte clave de la nueva estrategia fiscal canadiense.
  • Verán anuncios relativos a vivienda asequible, tecnología, infraestructura y diversificación de la economía como parte de las inversiones.
  • Verán también compromisos explícitos de reducción del crecimiento del gasto, contención de transferencias o moderación en aumentos de impuestos.
  • Será relevante observar los plazos: un compromiso de trayectoria (por ejemplo, déficit reducido al 1 % del PIB en tres años) puede ser tan importante como los montos iniciales anunciados.

La encuesta de Nanos revela que los canadienses están navegando por aguas de expectativas encontradas: quieren que el gobierno invierta en el futuro pero también que muestre disciplina fiscal. El desafío para el gobierno de Mark Carney es articular un presupuesto que justifique las inversiones y establezca un camino creíble hacia el equilibrio, sin inclinarse hacia uno u otro extremo.

Este momento es definitorio: el presupuesto de noviembre no solo marcará políticas públicas, sino también cómo el electorado evaluará la siguiente fase del mandato. En un mundo donde la elección ya no es entre gasto o austeridad, sino cómo combinarlos, los ciudadanos parecen estar pidiendo: “Hazlo, pero hazlo bien”. El gobierno tiene la oportunidad de responder… o de enfrentar un dilema político que los ciudadanos ya anticipan.


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