Canadienses ya no están furiosos con EE.UU.; se sienten heridos, suspicaces y avanza una nueva normalidad

To shared

THE LATIN VOX (20 de septiembre de 2025).- Por Daniela Medina.

Nueve meses después de que Donald Trump regresara a la presidencia de Estados Unidos, la percepción canadiense hacia su vecino del sur ha experimentado un cambio profundo. Según una reciente encuesta de Ipsos para Global News, los sentimientos de ira han dado paso a una mezcla de desconfianza, dolor y una aceptación resignada: muchos canadienses ya no esperan que la relación Canadá-Estados Unidos vuelva a ser la misma.

Mientras el primer ministro Mark Carney y su gobierno han tratado de preservar los lazos diplomáticos y comerciales con EE.UU., la opinión pública canadiense parece haber internalizado que ciertas políticas como los aranceles, la retórica «America First» y declaraciones polémicas sobre la soberanía canadiense han marcado un punto de no retorno. Aquí los datos, implicaciones y lo que esto significa para la relación binacional.

Datos clave: ¿qué muestran las encuestas?

  • Un 60 % de los canadienses declara que nunca podrá confiar en Estados Unidos de la misma manera que antes.
  • El sentimiento de que las disputas entre los dos países van para largo se ha consolidado: un 71 % considera que los desacuerdos comerciales y de política exterior durarán varios años.
  • Sólo el 30 % cree que estos problemas terminarán con Trump; la mayoría piensa que el cambio es más profundo y estructural.
  • Aun así, la aprobación al manejo de Carney del vínculo con EE.UU. permanece en un nivel moderado: un 51 % de los encuestados aprueba la forma en que su gobierno ha gestionado estas relaciones. Un 42 % cree que Carney podrá cerrar un nuevo acuerdo comercial, aunque otro 37 % está en espera, adoptando una postura de «ver para creer».
  • Muchos canadienses ya no consideran al país sureño como la prioridad política principal; preocupaciones domésticas como la economía, vivienda y costo de vida han escalado en importancia.

Factores detrás de este cambio

Varios factores han contribuido a esta mutación en la percepción:

  1. Políticas arancelarias y disputas comerciales
    Las sucesivas imposiciones de aranceles sobre productos canadienses, junto con medidas de represalia del gobierno de Canadá, han dañado la confianza.
  2. Retórica presidencial y declaraciones polémicas
    Comentarios como los de Trump jugando con la idea de anexar Canadá como el “estado 51”, y otras expresiones que los canadienses consideran una falta de respeto a su soberanía, han generado molestia.
  3. Percepción de que la relación ha cambiado permanentemente
    No se ve ya como algo circunstancial; muchos creen que ciertas dinámicas nuevas no se revertirán pronto. Hay una especie de resignación mezclada con vigilancia.
  4. Política canadiense que busca diversificar alianzas
    En respuesta al deterioro, el gobierno de Carney ha mostrado interés en fortalecer relaciones no sólo con EE.UU., sino con México, Europa, y otros socios, así como en promover productos “Made in Canada”.

Implicaciones de esta distensión

Este cambio tiene consecuencias prácticas, políticas, culturales y económicas:

  • Negocios: empresas canadienses ya incorporan escenarios donde la cooperación con EE.UU. no puede darse como algo seguro ni automático. Algunos negocios diversifican cadenas de suministro.
  • Consumo: hay una tendencia creciente a preferir productos canadienses, evitar los estadounidenses, o al menos comparar precios y origen con más cuidado.
  • Viajes y turismo: se ha observado que más personas cancelan o postergan viajes a EE.UU., o al menos lo están considerando, influenciadas por la relación tensa.
  • Política interna: Carney tiene cierto margen favorable entre la opinión pública, pero también expectativas moderadas. Ha de balancear proteger la soberanía, evitar perder beneficios comerciales, y mantener la estabilidad frente a los votantes.
  • Relaciones exteriores: Canadá podría inclinarse hacia enfoques más multilateralistas, menos dependientes de EE.UU., y buscando alianzas estratégicas que no pongan el país en una posición de vulnerabilidad frente a decisiones unilaterales estadounidenses.

Riesgos y área de vigilancia

  • Si EE.UU. toma nuevas medidas unilaterales aranceles, declaraciones diplomáticas fuertes, cambios en acuerdos comerciales puede volver a tensarse la relación, quizás reactivando la ira o provocando políticas más agresivas defensivamente.
  • La percepción de que EE.UU. ya no es un aliado confiable puede generar costos económicos, ya que muchas industrias dependen del comercio transfronterizo, del turismo y de inversiones estadounidenses.
  • A nivel diplomático, podría erosionarse la influencia canadiense si no se gestiona con cuidado la relación, manteniendo puertas abiertas al diálogo, sin caer en aislamiento, pero manteniendo firmeza en los temas de soberanía.

Reflexión final: más allá de la ira, una transición hacia la cautela

Lo que observamos ahora no es un brote pasajero de enojo; es una transformación en cómo Canadá entiende su relación con EE.UU. Ya no se trata tanto de estar “furiosos” con un gobierno o presidente, sino de sentir que la relación de vecindad ha sido dañada de una manera que puede no repararse en lo inmediato.

Los canadienses están pasando de la ira a un estado emocional más profundo y complejo: heridos, desconfiados, vigilantes. Han reducido expectativas, bajado la mirada de “agrandar” la relación, y han comenzado a definirse objetivos más modestos: mantener lo que se tiene, evitar retrocesos, ganar estabilidad, diversificar.

Para Canadá este momento podría significar una nueva era política: una identidad más independiente, una diplomacia más cautelosa, una economía menos dependiente del vecino gigante. Si se maneja bien, podría fortalecer la posición del país a largo plazo. Pero también exige prudencia: no solo negociar relaciones, sino reconstruir confianza, tanto hacia el sur como dentro del país mismo.

Fuente: globalnews.ca

Foto:Google fotos


To shared