Aviones cazas de EE.UU. y Canadá interceptan aviones rusos en el Ártico

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Foto: Patrick Doyle

La creciente actividad militar de Rusia en el Ártico ha vuelto a encender las alarmas en América del Norte. En una operación coordinada, aviones de combate de Estados Unidos y Canadá fueron desplegados para interceptar aeronaves rusas que sobrevolaban el espacio aéreo internacional cerca de Alaska.

El Comando de Defensa Aeroespacial de América del Norte (NORAD) informó que los aviones rusos ingresaron en la Zona de Identificación de Defensa Aérea de Alaska (ADIZ, por sus siglas en inglés), lo que activó una respuesta inmediata de las fuerzas aéreas de ambos países. Sin embargo, según fuentes oficiales, las aeronaves rusas nunca violaron el espacio aéreo soberano de Estados Unidos o Canadá.

Intercepción coordinada en el Ártico

La operación incluyó cazas F-16 y F-35 de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, así como aviones CF-18 de la Real Fuerza Aérea Canadiense. Según un comunicado del NORAD, «las aeronaves rusas fueron escoltadas hasta que abandonaron la ADIZ y no representaron una amenaza directa para la seguridad de América del Norte».

Este tipo de incidentes han sido cada vez más frecuentes en los últimos años, reflejando la intensificación de la actividad militar rusa en la región. La ADIZ de Alaska es un espacio aéreo estratégicamente importante, ya que sirve como línea de defensa avanzada para detectar posibles incursiones en territorio norteamericano.

Rusia refuerza su presencia en el Ártico

La incursión aérea rusa ocurre en un contexto de creciente tensión entre Moscú y Occidente, en particular debido a la guerra en Ucrania y el endurecimiento de sanciones contra el Kremlin. Rusia ha aumentado significativamente su presencia en el Ártico en los últimos años, estableciendo bases militares, reforzando sus capacidades de defensa aérea y llevando a cabo ejercicios conjuntos con China en la región.

«Estamos observando un aumento en la cooperación militar entre Rusia y China, lo que representa un desafío geopolítico para la seguridad de América del Norte», explicó el secretario de Defensa de EE.UU., Lloyd Austin, en una reciente comparecencia ante el Congreso.

En septiembre de 2024, el ejército estadounidense incrementó su presencia en la región en respuesta a la creciente actividad militar rusa y china. Este refuerzo incluyó el despliegue del destructor USS Sterett y de una unidad del ejército equipada con un sistema de misiles de largo alcance para disuadir cualquier posible amenaza en el estrecho de Bering y otras áreas cercanas a Alaska.

Un patrón de incursiones preocupante

No es la primera vez que Rusia prueba los límites de la defensa aérea norteamericana. En septiembre de 2024, el NORAD interceptó un avión de combate ruso que realizaba maniobras consideradas «peligrosas e imprudentes» cerca del espacio aéreo de Alaska. En esa ocasión, el caza ruso fue escoltado fuera de la zona, pero el incidente fue calificado por las autoridades estadounidenses como «una provocación innecesaria».

Este tipo de incursiones reflejan un patrón de tácticas rusas destinadas a medir la respuesta de las fuerzas estadounidenses y canadienses en la región. Además, el Ártico se ha convertido en un área de creciente disputa geopolítica debido a sus vastos recursos naturales y su importancia estratégica para las rutas de navegación globales.

Reacciones y próximas medidas

El NORAD ha reiterado su compromiso de proteger el espacio aéreo norteamericano y garantizar la seguridad de la región ártica. «Seguiremos vigilando cualquier actividad sospechosa en la zona y responderemos de manera adecuada para disuadir cualquier amenaza potencial», señaló el comandante del NORAD, general Gregory Guillot.

Por su parte, el gobierno canadiense también expresó su preocupación por la creciente militarización del Ártico y reiteró la importancia de la cooperación con Estados Unidos para enfrentar estos desafíos.

Mientras tanto, expertos en seguridad internacional advierten que la región seguirá siendo un punto de fricción entre Rusia y Occidente en los próximos años, con implicaciones potencialmente peligrosas para la estabilidad global.


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