THE LATIN VOX (4 de enero del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
El presidente de Chile, Gabriel Boric, ha hecho historia al convertirse en el primer líder latinoamericano en llegar al punto más austral del planeta, el Polo Sur. Este viaje, realizado el pasado jueves, tiene un profundo significado político y simbólico: reafirmar la soberanía de Chile sobre la parte de la Antártida que reclama como propia, una región de vital importancia tanto para la ciencia como para la geopolítica global.
En un contexto internacional donde varios países tienen intereses territoriales en el continente helado, Boric subrayó la relevancia de este viaje en un mensaje transmitido por la televisión chilena: “Este es un hito para nosotros”. Durante su visita, que tuvo lugar en la estación de investigación estadounidense Amundsen-Scott, el presidente chileno pasó aproximadamente dos horas en uno de los lugares más remotos y hostiles del planeta, un símbolo de los esfuerzos de su país por consolidar su presencia en la Antártida.
El viaje del mandatario forma parte de una serie de esfuerzos de Chile para reforzar su reclamo sobre el sector antártico que históricamente ha ocupado, que se extiende desde el paralelo 60°S hasta el Polo Sur. Chile, junto a otras naciones como Argentina, Reino Unido y Francia, mantiene reclamaciones territoriales en la Antártida, pero estas no son reconocidas por todos los países, incluyendo Estados Unidos, que aboga por un enfoque multilateral y neutral, en el marco del Tratado Antártico de 1961.
El Tratado Antártico: Un marco legal de desafíos y oportunidades
El Tratado Antártico, firmado en 1959 y que entró en vigor en 1961, establece que la región estará dedicada exclusivamente a fines pacíficos y científicos, prohibiendo actividades militares o de exploración de recursos naturales a gran escala. A pesar de esto, el tratado no ha resuelto las disputas territoriales, y varios países mantienen sus derechos de soberanía, aunque las actividades de investigación científica y cooperación internacional en la región continúan de manera conjunta.
A este respecto, Boric señaló que su visita al Polo Sur es una «confirmación de nuestra reclamación de soberanía» y destacó que este momento llega en un período clave para la investigación científica de Chile en la Antártida. El presidente ha manifestado su interés en expandir las investigaciones chilenas hacia las regiones del mar de Bellingshausen y el mar de Weddell, áreas que, según su oficina, han sido menos exploradas en comparación con el norte del continente blanco.
Relevancia geopolítica y científica
La importancia de la Antártida para Chile no se limita solo a una cuestión territorial. El continente es una de las últimas fronteras de la investigación científica, especialmente en áreas como el cambio climático, la biología marina y la geofísica. Con la creciente preocupación por el impacto del calentamiento global en los polos, la región ha adquirido una relevancia estratégica para las naciones que participan en su estudio.
El gobierno chileno ha visto en la Antártida una oportunidad para consolidar su rol como líder en la investigación científica en América Latina. Aunque el país ya ha mantenido una presencia establecida en la región a través de su estación de investigación en la Isla Rey Jorge y su estación en el Glaciar Unión, se espera que este viaje sirva como un impulso para fortalecer aún más la infraestructura científica en la región y, al mismo tiempo, reactivar su reclamo territorial.
El viaje de Boric: Un hito diplomático
El presidente Boric, acompañado de ministros de Defensa y Medio Ambiente, así como tres comandantes militares, abordó un avión Hércules C-130 en la ciudad de Punta Arenas, al sur de Chile, para iniciar su viaje al Polo Sur. A su llegada a la estación estadounidense Amundsen-Scott, a las 8 p.m. GMT, Boric expresó su satisfacción por ser el primer presidente chileno en realizar este viaje y por poner en evidencia la misión antártica del país.
Este hecho se suma a una serie de visitas históricas al Polo Sur por parte de líderes mundiales, como la de la ex primera ministra de Nueva Zelanda, Helen Clark, en 2007, y el entonces primer ministro noruego Jens Stoltenberg, en 2011, quien conmemoraba el centenario de la llegada del explorador noruego Roald Amundsen.
El viaje de Boric no solo representa un paso hacia la consolidación de la presencia chilena en la Antártida, sino también un mensaje claro a la comunidad internacional sobre la importancia estratégica que tiene el continente blanco para su país. En un mundo cada vez más consciente de los riesgos del cambio climático, la investigación en la Antártida no solo es vital para el futuro del planeta, sino también para los intereses científicos y geopolíticos de las naciones que buscan marcar su huella en esta zona de singular importancia.
Un futuro impredecible
A pesar de las diferencias diplomáticas sobre la soberanía en la Antártida, el presidente Boric ha dejado en claro que Chile continuará con sus esfuerzos por fortalecer su presencia en el continente y, al mismo tiempo, respetará los principios del Tratado Antártico. Este viaje podría ser el principio de una nueva etapa en la historia de la ciencia y la diplomacia chilena en la región polar, una etapa marcada por el interés y el compromiso con el estudio y la preservación del último gran desierto natural de la Tierra.
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