
THE LATIN VOX (6 de septiembre del 2025).- Por Daniela Medina.
China ha enviado esta semana un mensaje inequívoco al mundo: su aspiración de consolidarse como una potencia de primer orden ya no se limita a los ámbitos económico y tecnológico, sino que se proyecta con fuerza en el terreno militar y diplomático.
El presidente Xi Jinping encabezó un espectacular desfile militar en Pekín, acompañado de aliados estratégicos como el presidente ruso Vladimir Putin y el líder norcoreano Kim Jong-un, y seguidamente inauguró una cumbre internacional que busca posicionar a su país como centro de un nuevo orden mundial alternativo al dominado por Estados Unidos.
El momento no podría ser más simbólico. Mientras Washington enfrenta divisiones internas, tensiones con sus aliados europeos y un escenario electoral incierto, Pekín multiplica sus gestos de poderío y su capacidad de convocatoria, mostrando músculo militar y desplegando una agenda multilateral que abarca desde el comercio hasta la seguridad global.
Un desfile con mensaje: Poder militar y unidad política
El desfile militar en la capital china, uno de los más grandes de la última década, exhibió armamento de última generación: misiles hipersónicos, drones de ataque autónomos, submarinos no tripulados y aviones furtivos de quinta generación.
Más de 10.000 soldados desfilaron en perfecta sincronía, en una demostración que no solo buscaba impresionar a la población nacional, sino también enviar una advertencia al exterior: China ya no es un actor pasivo en el tablero militar global.
La presencia de Putin y Kim Jong-un en primera fila reforzó la narrativa de un bloque que desafía abiertamente a la OTAN y a la estrategia de contención estadounidense en Asia. Analistas en defensa interpretan la exhibición como un gesto de disuasión, especialmente dirigido a Washington y a sus aliados en el Indo-Pacífico, como Japón, Corea del Sur y Filipinas.
La cumbre: Diplomacia activa para un nuevo orden mundial
Al día siguiente, Pekín fue sede de una cumbre internacional que reunió a líderes de más de 40 países, incluyendo potencias emergentes de Asia, África y América Latina. El encuentro, que buscó posicionarse como contrapeso al G7 y a la OTAN, se centró en tres ejes principales:
- Comercio y desarrollo: propuestas para crear corredores económicos alternativos a las rutas dominadas por EE.UU. y Europa.
- Seguridad internacional: iniciativas conjuntas para frenar la “injerencia militar extranjera” y promover “soluciones asiáticas a los problemas asiáticos”.
- Tecnología y energía: cooperación en inteligencia artificial, 5G y energías limpias, con el objetivo de reducir la dependencia de los gigantes tecnológicos occidentales.
Xi Jinping, en su discurso inaugural, fue categórico: “El mundo está cambiando y las naciones deben unirse para construir un futuro multipolar, justo y equilibrado”. La frase, dirigida indirectamente a Washington, resonó entre los asistentes como declaración de principios y hoja de ruta de la política exterior
Fuente: CNN
Foto: The New York Times