La creciente producción de vehículos eléctricos y otras tecnologías verdes en China se ha convertido en un punto de conflicto en una nueva disputa comercial entre Estados Unidos y China. La secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, destacó este tema durante su visita de cinco días a China, y el expresidente Donald Trump también lo mencionó en comentarios incendiarios durante su campaña electoral.
China ha aumentado significativamente su producción de vehículos eléctricos baratos, paneles solares y baterías, justo cuando la administración Biden ha impulsado legislación que respalda muchas de estas mismas industrias en Estados Unidos. Las preocupaciones no solo afectan a Estados Unidos, sino también a Europa y México, donde se teme que China busque fortalecer su propia economía con una ola de exportaciones que podría perjudicar a las fábricas en el extranjero.
El grupo comercial estadounidense Alliance for American Manufacturing señaló en un informe de febrero que el principal fabricante de automóviles chino, BYD, había introducido recientemente un SUV eléctrico a un precio “asombrosamente bajo” de 14,000 dólares. Según el informe, la industria automotriz china representa una “amenaza existencial” para los fabricantes de automóviles estadounidenses.
En un mitin en Ohio el mes pasado, Trump afirmó que China buscaría exportar automóviles a Estados Unidos a través de México. Aunque Estados Unidos actualmente impone un arancel del 25% a los automóviles procedentes de China, México tiene un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos. Trump prometió bloquear tales importaciones con nuevos aranceles, pero sugirió que si Biden fuera reelegido, sería un “baño de sangre” para la industria automotriz.
Entonces, ¿qué hay detrás de esta nueva disputa comercial entre Estados Unidos y China? Aquí presentamos algunas preguntas y respuestas sobre el tema:
- ¿Cuál es la amenaza de China? Después de más de una década de subsidios a sus fabricantes de automóviles, China ha construido una industria automotriz sustancial que representa el 60% de las ventas globales de vehículos eléctricos. Sin embargo, según algunas estimaciones, las empresas chinas producen hasta 10 millones más de vehículos eléctricos anualmente de los que pueden vender en el mercado interno. Esto los impulsa a vender más automóviles en el extranjero. Dinámicas similares existen en otras industrias, como paneles solares, baterías y áreas más tradicionales como el acero.
En resumen, la competencia entre Estados Unidos y China en el ámbito de los vehículos eléctricos y la tecnología verde está generando tensiones comerciales significativas. La capacidad de China para inundar el mercado global con estos productos es motivo de preocupación para muchos países y podría tener un impacto en la economía mundial.