
THE LATIN VOX (22 de enero del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
En los últimos años, obtener una visa para China era un proceso tedioso y complicado, especialmente para aquellos como Kate Murray, una australiana que necesitaba un visado para asistir a una feria comercial de cuatro días. “Te pedían tantos detalles sobre tu vida personal que los trámites eran una locura”, recuerda Murray, quien se vio obligada a llenar interminables formularios antes de su viaje.
Sin embargo, las cosas han cambiado drásticamente. Lo que antes era un privilegio exclusivo de Singapur, Brunei y Japón, ahora se ha expandido a 38 países, con la promesa de seguir ampliando la lista. China ha comenzado a flexibilizar sus reglas de visados, ofreciendo entradas sin visa para turistas, negocios o visitas familiares durante períodos de hasta cuatro semanas.
Además, ha introducido visas de tránsito a la llegada para ciudadanos de 54 países, permitiéndoles explorar ciertas ciudades chinas por un tiempo limitado, entre tres y diez días.
En palabras de un portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, “el viaje espontáneo a China está convirtiéndose en una realidad”, lo que refleja un cambio significativo en la política de puertas abiertas de China hacia los visitantes internacionales.
Este giro en las políticas de visado no es solo un intento de hacer de China un destino turístico más accesible. Según expertos, la relajación de estas normas responde tanto a una necesidad económica como a una estrategia de diplomacia suave.
La economía china, que enfrenta una desaceleración, ve en el turismo extranjero una fuente de ingresos importante. Los turistas que gastan dinero en China representan una inyección de recursos en el sistema económico del país, algo vital para mantener el crecimiento económico.
El aumento en la cantidad de visitantes extranjeros también es notable. Entre 2023 y 2024, el número de visitas internacionales aumentó un 83%, alcanzando los 64,88 millones, de los cuales 20,11 millones llegaron sin necesidad de visa, más del doble que el año anterior, según la Administración Nacional de Inmigración de China. Esta cifra refleja el éxito de la medida, que los medios estatales y las autoridades chinas vinculan directamente con la exención de visados.
Sin embargo, a pesar de esta aparente apertura, los números de visitantes aún no han vuelto a los niveles previos a la pandemia. Aunque el turismo global se ha recuperado casi por completo, los visitantes a China todavía son solo dos tercios de los niveles anteriores a 2019.
La mayoría de los turistas provienen de países cercanos o de aquellos con relaciones más amistosas con Pekín, como Malasia y Tailandia, mientras que los flujos de turistas desde países como Estados Unidos, Australia, Japón y Europa han disminuido significativamente.
Los factores económicos y geopolíticos juegan un papel crucial en esta situación. Un análisis de Bloomberg sugiere que las llegadas han aumentado sobre todo desde países cercanos debido a la cercanía geográfica y las restricciones en el espacio aéreo ruso, lo que dificulta los vuelos de largo alcance.
Además, las tensiones políticas entre China y países como Canadá, Australia, Reino Unido y Estados Unidos han influido en el comportamiento de los viajeros. Los gobiernos de estos países han advertido a sus ciudadanos sobre los riesgos de viajar a China, citando preocupaciones sobre detenciones arbitrarias, restricciones de salida y la aplicación estricta de las leyes locales, en particular las relacionadas con la seguridad nacional.
El estudio de la diplomacia pública también está en el centro de este cambio. Los expertos aseguran que China busca que los turistas experimenten el país de primera mano, con la intención de mejorar su imagen a nivel global. Aunque esta estrategia no cambiará la situación geopolítica, Pekín espera que, al atraer a ciudadanos comunes, los visitantes puedan formar una opinión más favorable de China.
A pesar de estos desafíos, el optimismo persiste. Kate Murray, por ejemplo, está planeando otro viaje a China este año, ahora que las reglas de visado han sido relajadas. “Me encantó China”, dice. “El hecho de poder simplemente llegar y entrar sin tener que lidiar con los tediosos trámites es un cambio radical.”
A medida que China sigue abriendo sus puertas a un número creciente de turistas, se plantea una pregunta clave: ¿logrará este enfoque atraer a más visitantes de Occidente, o las tensiones políticas seguirán siendo un obstáculo importante para la reapertura total del país a los viajeros internacionales?
Con la diplomacia suave como herramienta y un impulso económico detrás de la iniciativa, China espera lograr una imagen más positiva, mientras facilita el acceso a su vasto mercado y rica cultura.
Crédito fotográfico: Reddit