En un movimiento que ha generado una gran controversia y preocupación internacional, las autoridades chinas han comenzado a retirar cruces de las iglesias y a reemplazar imágenes de Cristo y la Virgen María con retratos del presidente Xi Jinping. Esta medida forma parte de una campaña más amplia del Partido Comunista Chino (PCC) para reforzar su control sobre las prácticas religiosas y alinear la religión con la ideología del partido.
Según informes recientes, las autoridades han ordenado la eliminación de símbolos religiosos y la censura de textos sagrados en varias provincias. Los miembros del clero han sido obligados a predicar la ideología del PCC y a exhibir eslóganes del partido dentro de las iglesias. Esta campaña no solo afecta a las iglesias cristianas, sino también a otras religiones, con templos budistas y mezquitas sufriendo restricciones similares.
La Comisión de Estados Unidos para la Libertad Religiosa Internacional (USCIRF) ha condenado estas acciones, calificándolas de violaciones flagrantes de la libertad religiosa. La USCIRF ha señalado que estas medidas son parte de un esfuerzo sistemático del gobierno chino para sinicizar la religión, es decir, hacer que todas las prácticas religiosas se ajusten a la cultura y política chinas.
Los líderes religiosos y defensores de los derechos humanos han expresado su alarma ante estas acciones, argumentando que representan un ataque directo a la libertad de culto. “Estamos viendo una erosión constante de los derechos religiosos en China”, dijo un portavoz de la USCIRF. «Estas acciones no solo son una violación de los derechos humanos, sino también un intento de borrar la identidad religiosa de millones de personas».
En respuesta a estas medidas, varias organizaciones internacionales han instado a China a respetar los derechos religiosos y a cesar la persecución de las comunidades religiosas. Sin embargo, el gobierno chino ha defendido sus acciones, argumentando que son necesarias para mantener la estabilidad social y la seguridad nacional.
La situación sigue siendo tensa, y muchos temen que estas medidas puedan llevar a una mayor represión de las comunidades religiosas en China. Mientras tanto, la comunidad internacional continúa observando de cerca, esperando que se tomen medidas para proteger los derechos religiosos en el país.