Chrystia Freeland promete aumentar el gasto en defensa canadiense al 2% del PBI para el 2027

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Foto: Andrew Francis Wallace

En un contexto de creciente inestabilidad global y presiones internacionales, la aspirante a liderar el Partido Liberal de Canadá, Chrystia Freeland, se prepara para presentar un ambicioso plan que busca aumentar el gasto en defensa del país hasta alcanzar el 2% del PBI en solo dos años. Su propuesta representa un giro significativo en la política de defensa canadiense, que históricamente ha sido objeto de críticas por parte de sus aliados de la OTAN, especialmente de Estados Unidos.

Hasta la fecha, los sucesivos gobiernos canadienses han incumplido el objetivo de gasto en defensa establecido por la OTAN.

De hecho, Canadá ha sido señalado repetidamente por Washington como un aliado que no contribuye lo suficiente a la seguridad colectiva. Según las estimaciones de la OTAN, en 2024 Canadá destinó solo el 1,37% de su PBI a la defensa, una cifra que, aunque superior al 1,01% registrado en 2014, sigue estando muy por debajo del objetivo del 2%.

La propuesta de Freeland se enmarca en un momento de creciente presión por parte de Estados Unidos.

El presidente Donald Trump ha reiterado su descontento con el nivel de inversión de Canadá en defensa y ha amenazado con imponer sanciones comerciales e incluso con cuestionar la relación binacional en el Comando de Defensa Aeroespacial de América del Norte (NORAD).

Estas declaraciones han encendido las alarmas en Ottawa, ya que cualquier alteración en la estructura de NORAD podría debilitar la capacidad de Canadá para proteger su soberanía.

El plan de Freeland no solo busca cumplir con los compromisos internacionales, sino también reforzar la seguridad del país ante un panorama global cada vez más incierto. La exministra de Finanzas y viceprimera ministra sostiene que el aumento del gasto en defensa es una necesidad urgente y que debe implementarse de inmediato. Sin embargo, los detalles sobre cómo financiar este incremento masivo aún no han sido revelados.

El desafío que enfrenta Canadá para alcanzar este objetivo es monumental. El Director de Presupuesto Parlamentario ha estimado que para cumplir con el 2% del PBI en 2032-33, el gasto en defensa tendría que casi duplicarse, pasando de 41.000 millones de dólares en el año fiscal actual a 81.900 millones en siete años. Acelerar ese proceso para cumplir con la meta en solo dos años requerirá medidas drásticas y una reorganización significativa de las prioridades presupuestarias del gobierno federal.

Freeland no es la única candidata en la contienda liberal que ha prometido cumplir con el objetivo de la OTAN en 2027. Karina Gould, exministra de Instituciones Democráticas y líder de la Cámara de los Comunes, también ha respaldado esa meta, comprometiéndose a mejorar los salarios de las Fuerzas Armadas Canadienses y a nombrar un “zar de adquisiciones” para agilizar los procesos de compra de equipos militares.

Por su parte, Mark Carney, exgobernador del Banco de Canadá y principal rival de Freeland en la carrera por el liderazgo liberal, ha propuesto una hoja de ruta más moderada, que prevé alcanzar el 2% del PBI en 2030. Esta postura refleja una visión más cautelosa en términos fiscales, pero también ha sido criticada por quienes consideran que el tiempo apremia y que Canadá no puede permitirse esperar tanto.

El debate sobre el gasto en defensa se ha intensificado en Canadá a raíz de las presiones de Trump. El presidente estadounidense no solo ha exigido que todos los países de la OTAN cumplan con la meta del 2%, sino que también ha propuesto elevar el objetivo al 5% del PBI, una cifra que ha generado rechazo entre los aliados. Sin embargo, varios países europeos han comenzado a discutir un posible aumento más allá del 2% en la próxima cumbre de la OTAN en junio, lo que podría dejar a Canadá aún más rezagado si no toma medidas rápidas.

El Reino Unido, bajo el liderazgo de Keir Starmer, está considerando aumentar su presupuesto de defensa al 2,5% del PBI, mientras que el presidente del Consejo Europeo, Antonio Costa, ha señalado que los 23 miembros de la Unión Europea que pertenecen a la OTAN probablemente acuerden elevar el objetivo por encima del 2% actual. En este contexto, la falta de una estrategia clara por parte de Canadá ha sido vista como una señal de debilidad por parte de sus aliados.

Más allá de las promesas electorales, la implementación de un plan tan ambicioso presenta enormes desafíos. La burocracia en el proceso de adquisiciones militares en Canadá es notoriamente lenta, con tiempos de espera que pueden extenderse entre siete y diez años por proyecto. Para cumplir con el objetivo de gasto en 2027, será necesario reformar profundamente estos procedimientos y garantizar que los fondos sean asignados de manera eficiente.

Además, Freeland tendrá que enfrentar preguntas incómodas sobre por qué no se avanzó más en este tema cuando ella misma era responsable de las finanzas del país. Durante su gestión como ministra de Finanzas en el gobierno de Justin Trudeau, Canadá no estableció un plan concreto para alcanzar la meta del 2% de la OTAN, lo que ha generado críticas incluso dentro de su propio partido.

La carrera por el liderazgo del Partido Liberal ha puesto el gasto en defensa en el centro del debate político en Canadá. Chrystia Freeland apuesta por un enfoque agresivo para alcanzar la meta de la OTAN en 2027, en un intento por calmar las tensiones con Estados Unidos y fortalecer la posición de Canadá en la alianza militar. Sin embargo, el éxito de su propuesta dependerá de su capacidad para articular un plan de financiamiento viable y superar los obstáculos burocráticos que históricamente han ralentizado el progreso en materia de defensa.

Con la presión de Washington aumentando y una cumbre crucial de la OTAN en el horizonte, el gobierno canadiense se enfrenta a una decisión clave: continuar con una estrategia gradual o adoptar un enfoque más audaz que, aunque costoso, podría ser necesario para preservar la seguridad y soberanía del país.


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