Cientos de personas se manifiestan en apoyo al club de la compasión de Vancouver

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Cientos de personas se congregaron el viernes en el centro de Vancouver para mostrar su apoyo al Frente de Liberación de los Usuarios de Drogas (DULF, por sus siglas en inglés), un grupo que proporciona drogas probadas a los consumidores para prevenir las sobredosis.

La manifestación se produjo una semana después de que la policía de Vancouver allanara la sede del DULF, donde el grupo operaba lo que llamaba un club de la compasión, y arrestara a dos de sus organizadores. El DULF había recibido fondos de la autoridad sanitaria de Vancouver para ofrecer servicios de prevención de sobredosis y comprobación de drogas, pero el mes pasado el gobierno provincial decidió recortar esa financiación.

Los manifestantes, entre los que se encontraban activistas, familiares de víctimas de sobredosis y usuarios de drogas, marcharon por la calle Hastings con pancartas que decían “DULF salva vidas” y “13.000 muertes”, en referencia al número de personas que han fallecido por drogas tóxicas en Columbia Británica desde 2016.

Los oradores que intervinieron en la protesta criticaron al gobierno provincial por no hacer lo suficiente para frenar la crisis de los opioides y elogiaron al DULF por ofrecer una alternativa segura y asequible a las drogas del mercado negro. También pidieron que se legalizara y regulara el suministro de drogas para reducir el riesgo de sobredosis y el estigma que sufren los usuarios de drogas.

Entre los oradores se encontraba Jeremy Kalickum, uno de los organizadores del DULF que fue arrestado en la redada policial. Kalickum dijo que el grupo había intentado obtener una autorización legal para operar su club de la compasión, pero que se había encontrado con la negativa de las autoridades. Por eso, decidieron actuar por su cuenta para salvar vidas, dijo.

Kalickum explicó que el club de la compasión tenía unos 50 miembros, a los que se les proporcionaba cocaína, heroína y metanfetamina de calidad conocida y probada. Según él, el club había logrado reducir las sobredosis, las interacciones con la policía, las hospitalizaciones y la violencia relacionada con las drogas entre sus miembros. Además, había evitado que más de 100.000 dólares de beneficios fueran a parar a manos del crimen organizado.

La manifestación se produjo días después de que un panel de expertos liderado por la jefa forense de la provincia recomendara que se ampliara el programa de suministro seguro de drogas, argumentando que ofrecer drogas limpias sin receta sería la forma más segura de reducir las muertes por drogas tóxicas.

La ministra de Salud Mental y Adicciones de la provincia, Jennifer Whiteside, rechazó rápidamente la recomendación y dijo que el gobierno seguiría trabajando con los proveedores de salud y los grupos comunitarios para abordar la crisis.

El DULF dijo que seguiría luchando por el derecho de los usuarios de drogas a acceder a un suministro seguro y que presentaría una solicitud al gobierno federal para que se le permitiera operar su club de la compasión de forma legal.


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