THE LATIN VOX (31 de octubre del 2024).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz
En un giro inesperado y dramático, una mujer de Alberta que había sido aprobada para recibir asistencia médica para morir (MAiD, por sus siglas en inglés) vio su procedimiento retrasado a último momento por un juez de Columbia Británica. Este evento ocurrió el 27 de octubre, justo antes de la hora programada para su muerte, lo que ha desatado un intenso debate sobre los derechos y la elegibilidad para la muerte asistida en Canadá.
Según documentos judiciales, la mujer había sido evaluada y aprobada para la MAiD en julio por la doctora Ellen Wiebe, una proveedora de este servicio en Vancouver. Sin embargo, sus propios médicos en Alberta se habían negado a autorizar la solicitud, lo que llevó a la mujer a buscar ayuda en la provincia vecina. El procedimiento estaba programado para llevarse a cabo a las 8 p.m. en el Willow Reproductive Health Centre.
El 26 de octubre, menos de 24 horas antes de la cita, el cónyuge de la mujer presentó una solicitud de interdicción temporal en la Corte Suprema de Columbia Británica. Ambos nombres han sido mantenidos en anonimato por el tribunal. En su solicitud, el esposo argumenta que la condición de su esposa, la acatisia, no cumple con los criterios para la muerte asistida. Además, sostiene que el proceso de MAiD estuvo viciado y que su esposa sufre problemas de salud mental que «subyacen a su deseo de solicitar la MAiD». Según la legislación vigente, las personas con enfermedades mentales como única condición subyacente no son elegibles para la MAiD.
El juez Simon Coval otorgó la interdicción de 30 días, señalando que había «claramente una situación de daño extremo e irreparable». Coval enfatizó que existía un «caso discutible sobre si se han seguido los criterios y el proceso de MAiD». A pesar de reconocer el dolor que la mujer estaba experimentando y el hecho de que esta decisión podría agravar su sufrimiento, el juez concluyó que «el interés de la justicia requiere que se otorgue esta interdicción provisional».
Este caso ha puesto de relieve las complejidades y las tensiones en torno a la muerte asistida en Canadá, donde la legislación es estricta y a menudo es objeto de interpretación. Las circunstancias particulares de esta mujer y el argumento de su cónyuge resaltan la necesidad de un debate más amplio sobre los criterios de elegibilidad y la consideración de los problemas de salud mental en el contexto de la MAiD.
Mientras la comunidad médica y legal sigue debatiendo el tema, muchos se preguntan cómo se pueden equilibrar los derechos individuales con las preocupaciones sobre la salud mental y el bienestar de aquellos que buscan la muerte asistida. Este caso podría marcar un precedente significativo en la interpretación y aplicación de las leyes de MAiD en el país, y su resolución será observada de cerca por defensores y detractores por igual.
Crédito fotográfico: https://www.communautesaintmartin.org/