
THE LATIN VOX (24 de julio del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
Columbia University, una de las instituciones más prestigiosas de Estados Unidos, ha llegado a un acuerdo sin precedentes con la administración del presidente Donald Trump: pagará más de 220 millones de dólares al gobierno federal tras meses de tensión política, protestas estudiantiles y acusaciones de antisemitismo.
El pacto, anunciado ayer representa el desenlace de una serie de investigaciones federales que derivaron en la cancelación de cientos de millones en fondos para investigaciones científicas.
Las autoridades federales habían suspendido más de 400 millones de dólares en subvenciones, acusando a la universidad de no actuar con firmeza ante el antisemitismo durante las protestas por la guerra entre Israel y Hamas iniciada en octubre de 2023.
Un acuerdo histórico sin admisión de culpa
El acuerdo contempla un pago de 200 millones de dólares en tres años y 21 millones más para cerrar investigaciones de la Comisión para la Igualdad de Oportunidades en el Empleo (EEOC, por sus siglas en inglés). Columbia no admitió haber actuado de forma indebida, pero sí aceptó una serie de reformas profundas.
“Este acuerdo marca un paso importante tras un periodo de intenso escrutinio federal y gran incertidumbre institucional”, expresó Claire Shipman, presidenta interina de la universidad, en un comunicado. “Preserva nuestra autonomía, un valor esencial para la excelencia académica y la investigación”.
Reformas impuestas: del currículo a la disciplina estudiantil
Entre los compromisos asumidos, Columbia deberá revisar su currículo sobre Medio Oriente para asegurar que sea «completo y equilibrado», nombrar nuevo profesorado en su Instituto de Estudios sobre Israel y el Judaísmo, y terminar con programas de diversidad e inclusión (DEI) que, según el acuerdo, buscan “resultados basados en la raza de manera ilegal”.
También se implementará un monitoreo externo para garantizar que ningún programa fomente metas o cuotas de diversidad consideradas contrarias a la ley federal. La universidad deberá demostrar anualmente que cumple estas condiciones.
Además, se acordó modificar el sistema disciplinario estudiantil y aplicar una definición ampliada de antisemitismo. Columbia también empezará a formular preguntas específicas a aspirantes internacionales para conocer sus motivaciones para estudiar en EE.UU., buscando promover el «discurso civil» en el campus.
Protestas, sanciones y división en el campus
El conflicto ha provocado una crisis institucional sin precedentes en la universidad, que ha tenido tres presidentes interinos en el último año. Columbia fue uno de los primeros objetivos de la ofensiva de Trump contra las universidades que, a su juicio, han permitido la hostilidad hacia estudiantes judíos en nombre de la libertad de expresión.
Una investigación interna reveló que estudiantes judíos fueron objeto de insultos, exclusión social y humillaciones en clase durante las protestas de la primavera de 2024. Sin embargo, también participaron estudiantes judíos en las manifestaciones pro-Palestina, y los líderes estudiantiles han defendido que sus acciones critican al gobierno israelí, no a la comunidad judía.
Ayer, la universidad confirmó sanciones contra unos 80 estudiantes por manifestaciones dentro de la biblioteca principal y un campamento instalado durante el fin de semana de exalumnos. Las penas van desde suspensiones de uno a tres años hasta expulsiones y revocaciones de títulos académicos.
¿Nuevo equilibrio o nueva censura?
El acuerdo entre Columbia y la administración Trump podría marcar un antes y un después en la relación entre las universidades estadounidenses y el gobierno federal, particularmente en torno a la financiación, la libertad académica y la definición de antisemitismo.
Mientras algunos lo ven como una necesaria corrección ante el crecimiento del odio en los campus, otros lo interpretan como una injerencia política que pone en riesgo la libertad universitaria. La comunidad académica internacional observa con atención los efectos de este precedente en otras instituciones.
Por ahora, Columbia busca recuperar su estabilidad y preservar su reputación global, mientras navega una de las etapas más turbulentas de sus más de 270 años de historia.
Crédito fotográfico: ABC News