THE LATIN VOX (7 de noviembre del 2024).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz
La victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos ha desencadenado una oleada de incertidumbre sobre las futuras relaciones comerciales entre Canadá y su principal socio comercial.
Conocido por sus políticas proteccionistas y sus amenazas de imponer aranceles a las importaciones, Trump podría ser un obstáculo aún mayor para las industrias canadienses en su segundo mandato. Sin embargo, las experiencias vividas durante su primer mandato han dejado lecciones valiosas que, según los expertos, pueden ayudar a Canadá a sortear los desafíos que se avecinan.
La lección de la primera presidencia
Durante el primer mandato de Trump, Canadá vivió una de las etapas más tumultuosas en su relación comercial con Estados Unidos. En 2018, el entonces presidente de EE.UU. impuso un arancel del 25% a las importaciones de acero, una medida que puso en riesgo miles de empleos en la industria canadiense. No obstante, gracias a la tenacidad de los negociadores canadienses, se logró una exención para Canadá, convirtiéndose en uno de los pocos países que consiguió evitar el impacto de esos aranceles.
Catherine Cobden, presidenta y directora ejecutiva de la Asociación Canadiense de Productores de Acero, explicó que la experiencia adquirida en aquella negociación es clave para enfrentar los próximos desafíos. «Tenemos esa historia y experiencia para apoyarnos», dijo Cobden, señalando que la experiencia de la guerra comercial anterior ha fortalecido a Canadá en su capacidad para defender sus intereses comerciales.
Desde entonces, Canadá ha implementado medidas para proteger su industria del acero, como el establecimiento de reglas más estrictas sobre el origen del acero importado. Además, el gobierno canadiense ha aplicado aranceles severos a productos de China, lo que, según Cobden, ayuda a dejar claro que Canadá y EE. UU. comparten más intereses comunes de lo que Trump podría pensar.
Preparándose para nuevas amenazas
Aunque no se puede prever cómo reaccionará el nuevo gobierno de Trump, las industrias canadienses ya están preparadas para lo que podría venir. Flavio Volpe, presidente de la Asociación de Fabricantes de Partes Automotrices de Canadá, recuerda cómo el presidente de EE. UU. subestimó la duración de la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), ahora conocido como el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). El proceso que Trump pensó que tomaría unas semanas, duró 13 meses, en parte debido a la resistencia canadiense, que dejó claro que sus intereses eran inseparables de los de EE. UU.
«Logramos demostrarles que sus intereses estaban mejor representados con nosotros que con cualquier otro socio», afirmó Volpe, haciendo referencia a la importancia de la industria automotriz canadiense para la manufactura estadounidense. En ese sentido, las industrias clave de Canadá, como el acero, la automotriz, el aluminio y los lácteos, han pasado por tormentas comerciales antes y han logrado adaptarse.
Sin embargo, incluso sectores que no se vieron gravemente afectados por la presidencia de Trump, como los agricultores de grano, ahora enfrentan preocupaciones sobre las posibles nuevas tarifas. Los granjeros canadienses ya se han visto golpeados por los aranceles impuestos por China en respuesta a las tarifas impuestas por Canadá a los vehículos eléctricos chinos. Si Trump impone un arancel del 10% a las importaciones canadienses, como algunos temen, el impacto podría ser significativo.
El impacto en los agricultores
Los agricultores de grano canadienses, que exportan más de ocho millones de toneladas de grano a los EE. UU. cada año, por un valor de casi 9.5 mil millones de dólares canadienses, ven con inquietud el futuro de sus exportaciones. «Cualquier distorsión en ese comercio con nuestros contrapartes estadounidenses tendrá un impacto directo en los 65,000 agricultores de grano que dependen de estas exportaciones», comentó Kyle Larkin, director ejecutivo de la Asociación de Productores de Grano de Canadá.
En este contexto, la relación comercial entre Canadá y EE. UU. no solo es crucial para la agricultura, sino para toda la economía canadiense. El comercio agrícola entre ambos países es vital para el bienestar de miles de familias canadienses, por lo que las tarifas podrían tener un impacto mucho más amplio si se imponen.
La amenaza de nuevas negociaciones
A la incertidumbre de las tarifas se suma la proximidad de la renegociación del T-MEC en 2026, un proceso que podría volver a poner a prueba la resistencia de Canadá. No obstante, a pesar de los temores, el comercio entre Canadá, EE. UU. y México ha prosperado desde la renovación del acuerdo en 2019. Según el economista Marc Ercolao de TD Bank, las exportaciones totales entre estos tres países superaron los 1.5 billones de dólares canadienses el año pasado, un aumento del 30% respecto a los niveles de 2019.
Para muchos, el principal desafío radica en las políticas comerciales de Trump y su incomprensión de cómo funcionan realmente los aranceles. Trump ha repetido en varias ocasiones que los aranceles son pagados por los países de origen de los productos, cuando en realidad son los consumidores quienes asumen el costo adicional a través de precios más altos.
«Creo que Trump no entendió quién paga los aranceles, pero tampoco le importó», dijo Volpe. «Sabía que al hacer esa amenaza, nos obligaría a negociar y ofrecer algunas concesiones. Ese era el punto crucial». Y es que, aunque el camino esté lleno de incertidumbre, las industrias canadienses han aprendido a navegar en las aguas turbulentas de las políticas proteccionistas de Trump.
Conclusión
La experiencia adquirida durante el primer mandato de Trump proporciona a las industrias canadienses las herramientas necesarias para enfrentar los posibles desafíos que traerá su segundo mandato. Aunque la incertidumbre sigue presente, la unidad y la estrategia diplomática serán clave para asegurar que el comercio entre Canadá y Estados Unidos siga prosperando a pesar de las amenazas de tarifas y las tensiones políticas. Canadá sabe lo que está en juego y está listo para defender sus intereses con firmeza, tal y como lo ha hecho en el pasado.
Crédito fotográfico: X/@JustinTrudeau