La contaminación por microplásticos es un problema global que afecta todos los entornos, desde el aire y el agua hasta el suelo. Estos diminutos fragmentos de plástico se encuentran ampliamente en lodos de aguas residuales tratadas, también conocidos como biosólidos municipales, que eventualmente llegan a nuestros suelos agrícolas. Un estudio reciente en Canadá ha revelado que un solo gramo de biosólidos contiene cientos de partículas de microplásticos, una concentración mucho mayor que la que se encuentra comúnmente en otros medios como el aire o el agua.
Dado que se generan cientos de miles de toneladas de biosólidos cada año en Canadá, surge la necesidad de prestar atención a los posibles impactos ambientales que estos altos niveles de microplásticos podrían tener y de encontrar formas de reducir su presencia en el flujo de aguas residuales del país.
Los biosólidos municipales se producen en plantas de tratamiento de aguas residuales mediante la estabilización de la fracción sólida de las aguas residuales municipales. Estos biosólidos son ricos en nutrientes esenciales para el crecimiento de las plantas y se utilizan en la agricultura para mejorar los suelos. Aunque se regulan cuidadosamente en términos de metales pesados, nutrientes y patógenos, no existen directrices actuales para los microplásticos en estos biosólidos.
Las plantas de tratamiento de aguas residuales no están diseñadas para eliminar microplásticos, lo que lleva a que estos se concentren en los lodos. Las partículas de microplásticos son demasiado pequeñas para ser capturadas por la infraestructura actual de tratamiento y, por lo tanto, terminan acumulándose en los biosólidos.
Estudios anteriores han demostrado que estos residuos de biosólidos municipales son una ruta importante para que los microplásticos ingresen a los ecosistemas terrestres, incluidos los campos agrícolas. Un análisis pan-canadiense reciente ha encontrado cientos de partículas de microplásticos en cada gramo de biosólidos, especialmente microfibras y pequeños fragmentos. Las concentraciones de microplásticos en los biosólidos municipales son significativamente mayores que las encontradas en otros entornos, lo que refuerza la idea de que estos contaminantes se acumulan en los biosólidos.
Para abordar el problema, se deben reducir los microplásticos en las fuentes, lo que implica reducir el uso de plásticos de un solo uso y limitar la liberación de microfibras durante el lavado de la ropa. Además, se debe explorar la posibilidad de desarrollar tecnologías que eliminen los microplásticos en las plantas de tratamiento de aguas residuales.
Es necesario comprender mejor el impacto de las altas concentraciones de microplásticos en los ecosistemas agrícolas y comenzar a establecer pautas nacionales para los niveles de microplásticos en los biosólidos y los suelos agrícolas. A pesar de los desafíos, abordar este problema es esencial para proteger nuestros recursos naturales y la seguridad alimentaria.