THE LATIN VOX (11 de diciembre del 2024).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
Corea del Sur se encuentra sumida en una crisis política sin precedentes, que ha sacudido las estructuras del poder en uno de los países más avanzados de Asia. La reciente redada a la oficina del presidente Yoon Suk Yeol por su implicación en la declaración de la ley marcial ha desatado una serie de eventos que han dejado a la nación en vilo y con serias dudas sobre su estabilidad democrática.
El escándalo comenzó el 3 de diciembre, cuando Yoon, respaldado por figuras clave de su administración, decretó la ley marcial, una medida que sorprendió tanto a los surcoreanos como a la comunidad internacional, dado el largo historial de democracia estable del país. Esta acción, que fue vista como un intento de controlar una situación política en tensión, provocó una serie de reacciones vehementes tanto dentro como fuera del país, llevando a manifestaciones masivas y al cuestionamiento de la legitimidad del gobierno.
La redada a la oficina presidencial: Un Intento de investigar la insurrección
La Policía de Corea del Sur, a través de una unidad especial de investigación, llevó a cabo una redada en la oficina presidencial el miércoles pasado. El objetivo de la operación era esclarecer si las acciones de Yoon, junto con sus aliados más cercanos, constituían una insurrección, un delito grave que podría implicar penas tan severas como la pena de muerte. Sin embargo, la operación se vio obstaculizada cuando los guardias de seguridad del presidente impidieron que los oficiales accedieran al edificio principal, aunque se logró ingresar a otras oficinas vinculadas al gobierno.
Este tipo de intervención es inusual en una democracia consolidada, y refleja el nivel de tensión que atraviesa el país. La situación se complica aún más cuando se reveló que el exministro de Defensa, Kim Yong-hyun, quien había sido arrestado en conexión con el caso, intentó suicidarse mientras se encontraba bajo custodia en un centro de detención. Kim, quien fue uno de los primeros en ser arrestados tras la declaración de la ley marcial, enfrenta graves acusaciones de abuso de poder y de haber desempeñado un papel crucial en la rebelión.
Manifestaciones y protestas: El pueblo en las calles
Mientras la investigación se intensifica, el descontento popular se ha expresado de manera contundente en las calles. Miles de surcoreanos se han manifestado en diversas ciudades, pidiendo la destitución de Yoon. En Seúl, miles de personas se reunieron frente a la Asamblea Nacional con pancartas que pedían la destitución del presidente, algunos incluso vandalizando las oficinas de legisladores del partido gobernante. En un acto simbólico de repudio, los manifestantes enviaron flores de condolencia a los políticos de la facción oficialista, utilizando un gesto comúnmente reservado para los funerales para denunciar lo que consideran un «golpe de estado».
El futuro del gobierno: Impeachment y dimisión
La situación política de Yoon se ha vuelto insostenible. Tras la fallida moción de destitución en el parlamento, el presidente ha enfrentado un creciente llamado desde la oposición para que dimita, y la posibilidad de un nuevo voto de destitución se perfila como una amenaza cada vez más real. La oposición, con 192 escaños en el parlamento, está preparada para presentar una nueva moción que podría encontrar el respaldo suficiente para forzar la salida de Yoon.
Mientras tanto, el Partido del Poder Popular (PPP), que apoya a Yoon, está analizando opciones que podrían implicar su renuncia en los próximos meses, con un horizonte electoral marcado para abril o mayo. Aunque algunos miembros del partido han comenzado a distanciarse de su presidente, la política surcoreana se enfrenta a un escenario de incertidumbre y polarización.
Impacto internacional
Este giro en los eventos ha alarmado a los aliados internacionales de Corea del Sur, quienes ven con preocupación el rumbo que está tomando la política interna del país. La declaración de ley marcial, la redada en la oficina presidencial y el arresto de altos funcionarios han puesto en jaque el sistema democrático surcoreano. La comunidad internacional, especialmente los aliados más cercanos de Seúl, está observando de cerca cómo se resuelve esta crisis, que podría tener repercusiones no solo para el gobierno de Yoon, sino también para la imagen de Corea del Sur en el escenario global.
En resumen, el país se enfrenta a una de las crisis políticas más graves en su historia reciente. La investigación sobre la declaración de la ley marcial, el arresto de funcionarios clave y las protestas en las calles son solo el comienzo de una serie de eventos que podrían redefinir el futuro político de Corea del Sur. Mientras tanto, los surcoreanos se mantienen expectantes, observando si su sistema democrático será capaz de superar esta dura prueba o si se avecina un cambio de rumbo en su historia.
Crédito fotográfico: Lee Jin-man/The Associated Press