THE LATIN VOX (12 de diciembre del 2024).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
En un valiente y extenso discurso televisado, el presidente de Corea del Sur, Yoon Suk Yeol, defendió su sorpresivo decreto de ley marcial emitido la semana pasada, describiéndolo como un acto legítimo de «gobernanza» y negando las acusaciones de insurrección en su contra.
En un momento de tensión política sin precedentes, Yoon reiteró su compromiso de «luchar hasta el final» contra los intentos de destituirlo, mientras la policía, según informes, intentaba nuevamente allanar su oficina en el marco de una investigación por insurrección.
El decreto de ley marcial de Yoon, que duró solo seis horas antes de ser revocado por el parlamento, suspendió temporalmente las actividades políticas, las libertades de prensa y los derechos cívicos en un intento de frenar lo que el presidente calificó de «fuerzas antestado» que amenazaban el orden constitucional del país. La medida desató protestas en todo el país y una creciente ola de descontento, mientras los opositores acusan al presidente de intentar instaurar un gobierno autoritario.
A pesar de la controversia, Yoon defendió su decisión, insistiendo en que su objetivo era proteger la democracia liberal y el orden constitucional frente a los ataques de la oposición de izquierda. «Lucharé hasta el final, para evitar que las fuerzas y los grupos criminales responsables de paralizar al gobierno y perturbar el orden constitucional amenacen el futuro de la República de Corea», declaró el presidente.
El tono desafiante de Yoon se mantuvo firme incluso cuando el parlamento, donde se esperaba una segunda votación sobre su posible destitución, avanzaba hacia un nuevo intento de impeachment. En su discurso, el presidente expresó su rechazo a las acusaciones de rebelión, calificando las críticas de «bailes caóticos con cuchillos» por parte de la oposición. «¿Realmente fue un acto de rebelión?», se preguntó, asegurando que no existe base para una investigación criminal en su contra.
El clima político en Corea del Sur se ha vuelto cada vez más incierto tras los eventos del 3 de diciembre, cuando el decreto de ley marcial fue emitido sin previo aviso, generando confusión y angustia en la población. La situación se intensificó aún más con el intento de la policía de allanar la oficina presidencial, un intento frustrado inicialmente por los guardias de seguridad de la presidencia. Sin embargo, se reportó que los agentes intentaron nuevamente entrar el jueves, lo que genera especulaciones sobre una posible crisis institucional.
El pasado miércoles, la policía había arrestado al exministro de Defensa, Kim Yong-hyun, quien se convirtió en el primer funcionario arrestado en relación con el decreto de ley marcial. Kim, un estrecho aliado de Yoon, es acusado de haber jugado un papel clave en la recomendación del decreto y de haber movilizado tropas para bloquear a los legisladores del acceso al parlamento, lo que impidió inicialmente la votación sobre la medida.
En medio de este caos político, la oposición, liderada por el Partido Democrático, está preparando una nueva moción de impeachment que podría someterse a votación el sábado. La presión sobre Yoon está aumentando, ya que muchos consideran que la política surcoreana podría decantarse por la vía electoral en un futuro cercano.
El futuro de Yoon Suk Yeol como presidente de Corea del Sur parece estar colgando de un hilo, mientras su administración enfrenta serias acusaciones de abuso de poder y rebelión. El desenlace de este conflicto no solo determinará su destino político, sino también el rumbo de la democracia surcoreana en tiempos de creciente polarización interna.
Crédito fotográfico: AP Photo /Ahn Young-joon