THE LATIN VOX (4 de diciembre del 2024).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
Corea del Sur vive una de sus crisis políticas más graves de los últimos años tras la sorpresiva declaración de ley marcial por parte del presidente Yoon Suk Yeol, la primera en más de cuatro décadas.
Este intento de tomar el control del país ante lo que Yoon definió como «amenazas internas y externas» ha desatado protestas masivas, condenas políticas y un pedido urgente de su destitución. Los partidos de oposición, que controlan una mayoría en el parlamento, han presentado una moción de impeachment contra el presidente, lo que podría poner fin a su mandato de manera abrupta.
Un movimiento controversial y precipitado
El martes por la noche, Yoon anunció la implementación de la ley marcial bajo el argumento de proteger a Corea del Sur de amenazas por parte de Corea del Norte y lo que él describió como «fuerzas antisistema». En su discurso televisado, el presidente acusó a la Asamblea Nacional de ser un refugio para «criminales» y de intentar desestabilizar el orden democrático. Su declaración, sin embargo, no cumplió con los requisitos legales establecidos por la constitución surcoreana para tal medida.
Este anuncio fue recibido con un fuerte rechazo por parte de los principales partidos de oposición, encabezados por el Partido Democrático, que rápidamente organizó una moción de impeachment, argumentando que la decisión de Yoon representaba una violación grave de la constitución y una amenaza a la democracia. Los líderes de la oposición, además, pidieron la dimisión inmediata del presidente.
Reacción internacional y consecuencias diplomáticas
La comunidad internacional reaccionó con sorpresa y preocupación ante este giro autoritario. Estados Unidos, que mantiene cerca de 30,000 tropas en Corea del Sur, expresó su inquietud y, tras la revocación de la ley marcial, mostró alivio. Las autoridades estadounidenses pospusieron varias reuniones y ejercicios militares conjuntos, lo que generó incertidumbre en torno a los planes de defensa nuclear en la península coreana.
Por su parte, China, aliada clave de Corea del Norte, instó a sus ciudadanos a mantenerse cautos, mientras que países como el Reino Unido y Japón expresaron su «grave preocupación» por los acontecimientos. La situación también obligó a la ministra sueca para el Indo-Pacífico, Catherine West, a posponer una reunión programada con Yoon, subrayando la tensión internacional.
Un cambio rápido de dirección
En la mañana del miércoles, Yoon retrocedió rápidamente. Tras la presión del parlamento y las manifestaciones fuera de la Asamblea Nacional, donde los opositores clamaban por su destitución, el presidente anunció que se retiraba la orden de ley marcial. En un discurso televisado, Yoon declaró que aceptaba la decisión del parlamento y que se levantaría el estado de emergencia. Su cambio de postura, sin embargo, no fue suficiente para calmar los ánimos, y muchos consideraron que su intento de imponer la ley marcial había sido un acto de insurrección y una grave falta de juicio político.
La posibilidad de un juicio político
El Partido Democrático y otros grupos de oposición han solicitado la destitución de Yoon, y con 192 escaños en el parlamento, tienen una mayoría considerable, aunque necesitarán el apoyo de legisladores del propio partido de Yoon para alcanzar los dos tercios necesarios para aprobar el impeachment. Si la moción es aprobada, el caso pasará al Tribunal Constitucional, que deberá decidir si Yoon es destituido de su cargo.
Si esto llegara a ocurrir, Yoon se convertiría en el segundo presidente de la historia democrática de Corea del Sur en ser destituido, después de la caída de Park Geun-hye en 2017, quien fue removida tras un escándalo de corrupción en el que Yoon, entonces fiscal general, jugó un papel clave en la investigación.
Crisis política y económica
El anuncio de la ley marcial se produjo en un contexto de creciente descontento con la administración de Yoon. Su popularidad ha caído drásticamente, con un 19% de aprobación según la última encuesta de Gallup, debido a la gestión económica y varios escándalos que involucran a su esposa, Kim Keon Hee. Además, el gobierno de Yoon está en desacuerdo con la oposición respecto al presupuesto del próximo año, lo que ha exacerbado la división política y aumentado las tensiones en el país.
Reflexiones sobre el futuro de la democracia surcoreana
El intento de Yoon de imponer la ley marcial ha dejado una marca indeleble en la política surcoreana. Aunque el presidente retrocedió ante la presión, su acción ha sido vista por muchos como un indicio de su creciente autoritarismo. La situación plantea serias preguntas sobre el futuro de la democracia en Corea del Sur, un país que, en los últimos 30 años, ha logrado consolidarse como una de las democracias más avanzadas de Asia.
Vladimir Tikhonov, profesor de estudios coreanos en la Universidad de Oslo, señaló que el intento de Yoon de imponer la ley marcial fue «un intento de retroceder en la historia». Según Tikhonov, «la sociedad civil de Corea del Sur ya no puede reconocer a Yoon como un presidente legítimo». En un momento de profunda crisis política, el destino de Yoon y de Corea del Sur dependerá de cómo evolucione esta histórica lucha por el poder.
A medida que el juicio político se perfila como una posibilidad cada vez más real, la tensión en las calles de Seúl y en los pasillos del poder continúa creciendo. La situación seguirá siendo un punto de interés internacional, con las naciones observando de cerca los desarrollos en el país más avanzado de Asia oriental.
Crédito fotográfico: France 24