THE LATIN VOX (12 de enero del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz
La crisis política en Corea del Sur continúa su curso turbulento, mientras el presidente suspendido Yoon Suk Yeol se prepara para enfrentar un juicio por destitución que podría redefinir el futuro del país. Sin embargo, Yoon no asistirá a la audiencia inaugural de su proceso el próximo 14 de enero debido a preocupaciones de seguridad, según indicó su abogado en un comunicado emitido este domingo.
Yoon, quien fue suspendido y destituido el mes pasado tras declarar brevemente la ley marcial en medio de una creciente agitación política, ha permanecido atrincherado en la residencia presidencial, rodeado por un guardia de élite que lo protege. Esta declaración de ley marcial, que sumió a la nación en el caos, se convirtió en el detonante de su destitución, aunque Yoon ha rechazado reunirse con los fiscales y los investigadores que lo han solicitado.
El abogado de Yoon, Yoon Kab-keun, explicó que las “preocupaciones sobre la seguridad y los posibles incidentes” han sido una razón clave para la ausencia del presidente en la primera sesión del juicio. La Corte Constitucional de Corea del Sur ha programado cinco fechas entre el 14 de enero y el 4 de febrero para llevar a cabo el proceso, que continuará en su ausencia si decide no presentarse.
No obstante, Yoon ha manifestado su disposición a comparecer en cualquier momento una vez que se resuelvan los problemas de seguridad, lo que deja en el aire la fecha de su posible retorno a la corte.
Además del juicio por destitución, Yoon se enfrenta a cargos de insurrección relacionados con su fallida declaración de ley marcial. Si se le encuentra culpable de insurrección, el presidente suspendido podría enfrentarse a una condena de prisión o incluso a la pena de muerte, lo que aumenta la presión sobre su situación legal.
Los investigadores están preparando una nueva tentativa de arresto, tras un fallido intento anterior que provocó un enfrentamiento de varias horas entre las fuerzas de seguridad presidenciales y las autoridades. En esta ocasión, los fiscales del Departamento de Investigación de Corrupción (CIO, por sus siglas en inglés) y la policía han afirmado que esta será la “última oportunidad” para arrestar a Yoon, advirtiendo que cualquier intento de obstrucción podría resultar en la detención de los involucrados.
El clima de incertidumbre ha alimentado la polarización en la sociedad surcoreana, con manifestaciones tanto a favor como en contra de Yoon que han tenido lugar casi a diario en Seúl desde el inicio de la crisis. Mientras tanto, el Partido del Poder Popular, que apoya al presidente suspendido, ha experimentado un repunte en su popularidad, lo que podría complicar aún más el panorama político.
Según una encuesta de Gallup publicada el viernes, la aprobación al partido gobernante aumentó al 34%, frente al 24% registrado hace tres semanas, lo que sugiere que el respaldo popular hacia Yoon podría no haberse debilitado tanto como algunos esperaban.
El desenlace de este juicio podría tener repercusiones no solo para Yoon, sino para el futuro político de Corea del Sur. En un contexto de inestabilidad y tensiones políticas, la nación se enfrenta a un momento decisivo: decidir si restaurar a Yoon en el poder o continuar con un proceso que podría marcar un precedente en la historia democrática del país.
En medio de estos desarrollos, la pregunta que queda es si la política surcoreana podrá encontrar un camino hacia la reconciliación o si el enfrentamiento institucional seguirá profundizándose aún más.
Crédito fotográfico: South Korea Presidential Office