El liderazgo de Justin Trudeau enfrenta una crisis interna dentro del Partido Liberal, con varios diputados exigiendo su salida antes de las próximas elecciones. En reuniones recientes, algunos legisladores expresaron su descontento ante la falta de respuestas efectivas sobre temas cruciales como la vivienda y el costo de vida. Además, la reciente pérdida de un bastión liberal en Toronto ha intensificado las demandas de cambio de liderazgo.
El encuentro del caucus, celebrado en Nanaimo, se ha convertido en un escenario clave para abordar esta creciente inquietud. Aunque Trudeau se ha mostrado firme en su decisión de liderar el partido en las próximas elecciones, muchos diputados están preocupados por las bajas encuestas y el reciente fin del acuerdo de apoyo con el NDP, lo que aumenta la posibilidad de unas elecciones anticipadas.
En medio de este clima tenso, la renuncia del director de campaña del partido y las crecientes divisiones dentro del caucus refuerzan la percepción de que los liberales necesitan un giro estratégico urgente. Sin embargo, a pesar de la presión, Trudeau ha optado por dialogar con los parlamentarios de manera individual, priorizando su enfoque en los problemas de los canadienses, aunque sin ofrecer detalles claros sobre cómo planea revertir el declive en popularidad.
Para añadir mayor complejidad, el exgobernador del Banco de Canadá, Mark Carney, fue invitado al retiro liberal, no como sucesor, sino como asesor en economía y crecimiento, lo que ha generado expectativas sobre su posible papel futuro en el liderazgo del partido.
Este retiro, además de los desafíos internos, se perfila como un momento decisivo en el que Trudeau deberá convencer a su equipo de que aún puede liderarlos hacia la victoria, o enfrentarse a una revuelta interna más intensa.