En los últimos meses, se ha observado un incremento en el número de ciudadanos canadienses de ascendencia iraní que han sido detenidos o sometidos a interrogatorios adicionales al intentar ingresar a Estados Unidos. Esta tendencia ha generado preocupación en las comunidades iraní-canadienses y ha llamado la atención de organizaciones defensoras de los derechos civiles.
Según informes recientes, varios individuos han sido retenidos durante horas en los puntos de entrada estadounidenses, donde se les ha cuestionado extensamente sobre sus vínculos familiares, viajes previos y afiliaciones políticas. Algunos han reportado la confiscación temporal de dispositivos electrónicos y la revisión de sus contenidos por parte de agentes fronterizos.
Expertos en derechos humanos señalan que estas prácticas podrían estar relacionadas con las tensiones geopolíticas entre Estados Unidos e Irán, y advierten sobre posibles violaciones a los derechos de privacidad y no discriminación. Por su parte, las autoridades estadounidenses han indicado que las medidas de seguridad en la frontera se aplican de manera uniforme y no están dirigidas a grupos étnicos específicos.
Organizaciones como el Consejo Nacional Iraní Canadiense han instado al gobierno canadiense a abordar esta situación con sus homólogos estadounidenses, buscando garantizar que todos los ciudadanos canadienses sean tratados con equidad y respeto en los cruces fronterizos.
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