THE LATIN VOX (9 de agosto del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
Las tensiones entre Brasil y Estados Unidos se intensificaron ayer después de que el Ministerio de Relaciones Exteriores brasileño convocara al encargado de negocios estadounidense, Gabriel Escobar, para protestar por unas polémicas declaraciones de la embajada de EE.UU. sobre el juicio al expresidente Jair Bolsonaro.
El conflicto estalló tras la publicación, el jueves, de un mensaje en redes sociales de la embajada —en portugués— que acusaba al juez del Supremo Tribunal Federal, Alexandre de Moraes, de ser “el principal arquitecto de la censura y la persecución” contra Bolsonaro y sus partidarios.
El texto, originalmente escrito por Darren Beattie, alto funcionario estadounidense para la diplomacia pública, afirmaba además que Moraes había incurrido en “violaciones flagrantes de los derechos humanos” que motivaron sanciones bajo la Ley Magnitsky, impuestas por el presidente Donald Trump.
La publicación concluía con una advertencia: “A los aliados de Moraes en el poder judicial y otros lugares, se les advierte que no apoyen ni faciliten sus acciones. Estamos siguiendo la situación de cerca”.
Acusaciones de injerencia
Para el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva, el mensaje constituye una “interferencia en los asuntos internos y una amenaza inaceptable contra autoridades brasileñas”. Según fuentes diplomáticas, el secretario interino para Europa y Norteamérica, Flavio Goldman, expresó a Escobar la “profunda indignación” de Brasil por el tono y contenido de las declaraciones tanto de la embajada como del Departamento de Estado.
Se trata de la tercera vez que Escobar es convocado desde que Trump inició una defensa pública de Bolsonaro, llegando a utilizar su enjuiciamiento por el presunto intento de golpe de Estado en 2022 como una de las justificaciones para imponer fuertes aranceles a productos brasileños.
Tarjetas marcadas en la relación bilateral
La cita de ayer viernes siguió a una reunión previa entre Escobar y el vicepresidente brasileño, Geraldo Alckmin, quien lidera los intentos —hasta ahora infructuosos— de revertir los aranceles. Brasil asegura que ha buscado abrir negociaciones con Washington desde abril, pero no ha recibido respuesta.
Lula, consultado esta semana por Reuters, fue tajante: “El día que mi intuición diga que Trump está dispuesto a hablar, no dudaré en llamarlo. Pero hoy mi intuición dice que no quiere hablar. Y no me voy a humillar”.
Un trasfondo político explosivo
El caso Bolsonaro, supervisado por Moraes, ha polarizado aún más el ambiente político en Brasil. El exmandatario enfrenta acusaciones por su presunta participación en un intento de golpe de Estado para anular las elecciones de 2022.
Washington, bajo la administración Trump, ha endurecido su respaldo a Bolsonaro, al tiempo que adopta una línea de confrontación con el Supremo brasileño.
Con aranceles punitivos, acusaciones cruzadas y advertencias diplomáticas públicas, la relación entre las dos mayores democracias del continente parece entrar en una fase de enfrentamiento abierto, cuyo desenlace podría redefinir el equilibrio político y comercial en América.
Crédito fotográfico: CNN /Getty Images