
THE LATIN VOX (4 de septiembre del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
Una oleada de huelgas sacude Canadá, marcando el mayor repunte en conflictos laborales en casi 40 años. Impulsados por la creciente crisis de asequibilidad, la incertidumbre económica provocada por la guerra comercial y el uso cada vez más frecuente de poderes federales para sofocar paros, los sindicatos anuncian que la confrontación con el gobierno está apenas comenzando.
“Estamos preparándonos para la lucha que se viene”, advirtió Alisha Kang, presidenta del Union of National Employees. “El movimiento sindical ha tenido suficiente de promesas vacías”.
La mayor actividad sindical desde 1986
Según datos de Statistics Canada, en 2023 se registraron 6.6 millones de días laborales perdidos por disputas, la cifra más alta desde 1986.
Tras la pandemia, el aumento de huelgas ha sido tan significativo que expertos como Barry Eidlin, de la Universidad McGill, lo describen como “un efecto bola de nieve”. Una vez iniciadas, las huelgas han inspirado otras movilizaciones en todo el país.
Intervención federal y tensiones crecientes
Ante este panorama, el gobierno federal ha recurrido en repetidas ocasiones a la controvertida Sección 107 del Código Laboral Canadiense, que permite ordenar el regreso inmediato al trabajo para preservar la “paz industrial”.
Esta medida, activada en conflictos recientes como el de Air Canada, ha provocado una fuerte reacción de los sindicatos, que han llevado al gobierno a los tribunales por considerar estas acciones una violación al derecho constitucional de huelga.
El episodio más tenso ocurrió el mes pasado cuando los asistentes de vuelo de Air Canada desafiaron una orden de retorno al trabajo, arriesgándose a multas e incluso penas de cárcel.
El conflicto terminó al día siguiente con un acuerdo, pero marcó un momento decisivo: “Romper con la obediencia automática cambió el equilibrio de poder, y forzó a la empresa a volver a la mesa de negociaciones”, explicó Eidlin.
Sindicatos vs. Carney
El primer ministro Mark Carney, quien llegó al poder con la promesa de proteger el empleo canadiense, enfrenta crecientes críticas desde los gremios. “No es nuestro aliado”, dijo Kang. “Nos usó como telón de fondo para sus fotos de campaña, pero cuando llegó el momento de actuar, no estuvo”.
Kiavash Najafi, director del Congreso Laboral Canadiense —que representa a más de tres millones de trabajadores—, advirtió que el sentimiento generalizado en las bases es de frustración con el sistema. “La gente ya no confía en que las instituciones y los gobiernos puedan brindar resultados. Muchos jóvenes no encuentran trabajo. Los precios suben y los sueldos no alcanzan”.
Además, las medidas de austeridad anunciadas por Carney —incluyendo un recorte del 15% en gastos operativos de la función pública para 2028— ya han empezado a generar despidos, según los sindicatos.
Reformas y contradicciones
El gobierno liberal ha intentado mostrarse conciliador con la clase trabajadora. La ministra de Trabajo, Patty Hajdu, ha defendido su historial: eliminación de leyes restrictivas heredadas de gobiernos conservadores, modernización del Código Laboral y prohibición del uso de trabajadores reemplazantes durante huelgas.
“Sé que algunos sindicatos están molestos”, dijo Hajdu a CBC News. “Pero también saben cuánto hemos avanzado juntos. Esa labor continúa”.
Sin embargo, la dependencia del gobierno en el apoyo del NDP, tradicional representante sindical en el Parlamento, se ha debilitado drásticamente. Tras perder casi todos sus escaños, el NDP se encuentra en plena transición, con una elección interna para reemplazar a Jagmeet Singh programada para marzo de 2026.
“Lamentablemente, la influencia sindical en el Parlamento actual es casi nula”, reconoció Najafi, exasesor del NDP.
Una clase trabajadora en pie de guerra
Desde puertos hasta ferrocarriles, pasando por aerolíneas y servicios postales, el descontento obrero se multiplica. En sectores golpeados por la automatización, el encarecimiento de la vida y la falta de vivienda asequible, los trabajadores están más dispuestos que nunca a recurrir al paro.
“Estamos viendo un renacer de la militancia sindical en Canadá”, dijo Eidlin. “Y si el gobierno sigue interviniendo para frenar huelgas en sus primeras horas, también veremos una respuesta cada vez más desafiante por parte de los trabajadores”.
¿Hacia una nueva era de conflicto laboral?
Lo que está en juego no es solo el equilibrio entre trabajadores y empleadores, sino la credibilidad del gobierno liberal ante una base electoral que exige cambios tangibles. Con una guerra comercial en curso y una economía cada vez más desigual, los sindicatos canadienses se preparan para lo que podría ser una nueva era de confrontación abierta.
“Queremos que el gobierno tenga éxito enfrentando a Trump y sus ataques a Canadá”, concluyó Najafi. “Pero también queremos que cumpla con su promesa de defender a los trabajadores. Y si no lo hace, vamos a luchar”.
Canadá, país conocido por su moderación política y su robusto estado del bienestar, se enfrenta a una prueba de fuego: ¿podrá su gobierno equilibrar las presiones del capital, la economía global y una clase trabajadora que ya no está dispuesta a esperar?
Fuente: CBC News
Crédito fotográfico: In These Times