El gobierno liderado por Justin Trudeau en Canadá está realizando un extenso programa de rearme que asciende a decenas de miles de millones de dólares, a expensas de la clase trabajadora. A medida que continúa la guerra de EE. UU./OTAN contra Rusia y ambos países se preparan frenéticamente para un conflicto militar con China, poderosas facciones de las élites gobernantes de Canadá y EE. UU. exigen que el gobierno vaya aún más lejos en este rearme. Esto tiene lugar en un contexto en el que Canadá ha estado desempeñando un papel importante en la OTAN en Europa del Este y fortaleciendo su alineación con EE. UU. en la ofensiva estratégica contra China en Asia.
El gobierno de Trudeau ha comprometido decenas de miles de millones de dólares para modernizar el Comando de Defensa Aeroespacial de América del Norte (NORAD) y adquirir nuevos aviones de combate y buques de guerra. Esto se ha hecho en colaboración con Washington para asegurar minerales estratégicos y desarrollar cadenas de suministro «resilientes» para la producción militar en el continente norteamericano.
Sin embargo, esta inversión no es suficiente para la élite gobernante de Canadá, que exige un aumento significativo en el gasto militar para reemplazar equipos militares envejecidos y aumentar la capacidad del ejército canadiense para la guerra global. Este llamado proviene de políticos, comandantes militares y grandes empresas tanto en Canadá como en EE. UU., respaldado por la prensa corporativa.
La respuesta del gobierno de Trudeau es intensificar una guerra en dos frentes: contra sus rivales geoestratégicos en el extranjero mediante una política exterior cada vez más beligerante, y contra la clase trabajadora en el país para hacerla pagar por los costos del militarismo imperialista. Esta creciente militarización de Canadá tiene lugar en medio de tensiones con Estados Unidos y la OTAN, ya que Canadá lucha por cumplir con las expectativas de gasto militar de sus aliados, lo que podría tener graves implicaciones para su posición en el escenario mundial.
Este aumento en la hostilidad de Estados Unidos hacia Canadá es resultado tanto de la política exterior agresiva de Canadá como del creciente descontento de la clase trabajadora con el rearme. Las élites gobernantes en Canadá están intensificando sus llamados a una mayor militarización del país y están buscando explotar el belicismo de la extrema derecha para fortalecer su alianza con Estados Unidos en la OTAN y en la creciente guerra global contra China y Rusia. Esto refleja la creciente rivalidad entre las potencias imperialistas y la preparación para un conflicto aún más devastador en el horizonte.