
La escalada en la guerra comercial entre Canadá y Estados Unidos ha desencadenado una ola de despidos en diversas industrias canadienses, afectando a miles de trabajadores y generando preocupación sobre el futuro económico del país.
El sector automotriz ha sido uno de los más afectados. En la planta de montaje CAMI de General Motors, ubicada en Ingersoll, Ontario, 80 empleados con menor antigüedad fueron despedidos el 10 de febrero de 2025. Además, el resto de la plantilla ha sido suspendida temporalmente durante al menos dos semanas, según informaron fuentes internas. Esta situación ha generado incertidumbre entre los trabajadores, quienes temen más recortes en el futuro cercano.
La industria siderúrgica también enfrenta desafíos significativos. En Hamilton, Ontario, la empresa National Steel Car despidió a cerca de dos tercios de sus 1.400 empleados debido a la caída en los pedidos de clientes estadounidenses. Estos despidos reflejan el impacto directo de los aranceles impuestos por Estados Unidos, que han encarecido las exportaciones canadienses y reducido la demanda.
El primer ministro de Ontario, Doug Ford, ha expresado su preocupación por la situación, sugiriendo que la industria automotriz canadiense, que emplea a aproximadamente 18.000 trabajadores en las principales compañías y a decenas de miles más en proveedores, podría enfrentar cierres en un plazo de diez días si la situación no mejora.
Además de los despidos, se anticipa un aumento en los precios de diversos productos. Los analistas advierten que, si los aranceles se mantienen, el costo de vehículos podría incrementarse en miles de dólares, afectando tanto a consumidores como a fabricantes. Asimismo, se prevé que los precios de productos básicos, como frutas y verduras, experimenten alzas debido a las restricciones comerciales.
La respuesta del gobierno canadiense ha sido firme. El 12 de marzo de 2025, las autoridades anunciaron la imposición de aranceles del 25% a productos estadounidenses por un valor de 29.800 millones de dólares canadienses (20.700 millones de dólares estadounidenses), afectando importaciones de acero, herramientas, equipos deportivos y productos de hierro. Esta medida busca contrarrestar los aranceles previamente establecidos por la administración del presidente Donald Trump.
La comunidad internacional observa con preocupación el desarrollo de esta disputa comercial, consciente de que sus repercusiones podrían extenderse más allá de las fronteras de Canadá y Estados Unidos, afectando la economía global y las relaciones comerciales internacionales.