El presidente de Corea del Sur, Yoon Suk-yeol, ha sido arrestado en su residencia oficial tras un segundo intento de detención por parte de las autoridades surcoreanas. Este arresto marca la primera vez en la historia democrática del país que un líder en ejercicio es detenido. Yoon enfrenta cargos de insurrección por intentar imponer una ley marcial el 3 de diciembre, lo que sumió a Corea del Sur en una grave crisis institucional.
La detención se llevó a cabo después de que las fuerzas de seguridad lograran penetrar el perímetro de la residencia presidencial, enfrentando una resistencia mínima en comparación con el primer intento fallido el 3 de enero, cuando un muro humano de guardias impidió su entrada. Durante el operativo, también fue detenido el jefe del Servicio de Seguridad Presidencial (PSS), Kim Sung-hoo, por obstruir el arresto.
La Oficina de Investigación de la Corrupción de Altos Funcionarios (OICAF) tiene ahora 48 horas para interrogar a Yoon, y podría extender el período de arresto si es necesario. El Tribunal Constitucional también está evaluando la legalidad de su destitución, con el juicio suspendido temporalmente por la ausencia de Yoon y convocado para reanudarse el jueves.
Este arresto ha generado una profunda conmoción en la política surcoreana y plantea interrogantes sobre el futuro político del país. La comunidad internacional observa de cerca los desarrollos, ya que este evento podría tener implicaciones significativas para la estabilidad política y social de Corea del Sur.