
THE LATIN VOX (24 de agosto del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
Una década ha pasado desde que Angela Merkel pronunció su célebre frase “Wir schaffen das” (“Lo lograremos”), en medio de la crisis migratoria de 2015. Entonces, la canciller buscó transmitir confianza frente a la llegada masiva de refugiados sirios.
Hoy, sin embargo, el Gobierno de Friedrich Merz marca distancia con aquellas palabras y ha endurecido de forma significativa la política de inmigración y asilo en Alemania.
En su última conferencia de prensa estival, Merz fue tajante: “Diez años después, sabemos que no hemos logrado lo que ella pretendía en aquel entonces”. Su Ejecutivo ha aplicado lo que denomina “correcciones” a las políticas de Merkel y de su sucesor, Olaf Scholz, alegando que las administraciones locales sufrieron un desbordamiento estructural.
Déficits señalados y correcciones
El Consejo Científico sobre Integración y Migración (SVR) advirtió recientemente de “déficits evidentes” en múltiples niveles: trámites excesivamente largos, falta de atractivo para trabajadores cualificados, frustración en las oficinas públicas y lenta integración de los refugiados en el mercado laboral.
Merz ha respondido con un giro restrictivo. Entre sus medidas más polémicas destacan la suspensión de la reagrupación familiar para personas con protección subsidiaria durante dos años y la imposición de controles fronterizos dentro del espacio Schengen. Aun así, críticos como Gerald Knaus, presidente de la Iniciativa de Estabilidad Europea (ESI), califican estas acciones de “teatro político” sin efectos duraderos.
El legado de Merkel bajo la lupa
Knaus sostiene que, pese a las dificultades, el sistema de acogida alemán demostró resiliencia durante la crisis de 2015-2016. “El Estado, la administración y la sociedad lo lograron. Todos tuvieron un proceso justo, ningún niño quedó fuera de la escuela y no hubo campamentos masivos. La acogida funcionó”, subrayó.
El acuerdo migratorio entre la Unión Europea y Turquía, impulsado entonces por Berlín, permitió reducir significativamente las llegadas hasta 2020, aunque la cooperación se rompió y las cifras repuntaron en los últimos años, sobre todo tras la guerra de Rusia contra Ucrania, que llevó a más de un millón de ucranianos a suelo alemán.
Tensiones políticas y sociales
En la última década, Alemania ha concedido más de 1,4 millones de solicitudes de asilo, sin contar a los refugiados ucranianos. El volumen de llegadas ha generado tensiones visibles en la sociedad alemana y ha alimentado el ascenso de la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), que se ha convertido en la principal fuerza opositora con un discurso centrado en la inmigración.
Mientras tanto, el Gobierno de Merz presume de una reducción del 43 % en las demandas de asilo durante la primera mitad de 2025. Sus críticos, sin embargo, cuestionan la eficacia real de las medidas y advierten de un endurecimiento que podría debilitar los principios humanitarios que marcaron la década pasada.
Diez años después, la frase de Merkel sigue resonando en la política alemana: para unos fue un gesto de liderazgo y confianza en tiempos de crisis; para otros, un error histórico que aún condiciona el debate migratorio en el país.
Fuente: Agencia EFE (España)
Crédito fotográfico: Agencia EFE (España) / EFE/EPA/Aaron Schwartz