Diputados Liberales expresan preocupación por plan de nuevo oleoducto: riesgos políticos, ambientales y de credibilidad para el gobierno

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THE LATIN VOX (25 de noviembre de 2025).- Por Daniela Medina.

Varios diputados del Partido Liberal, tradicional pilar del gobierno federal, han comenzado a manifestar públicamente su inquietud y dudas respecto al plan impulsado por la provincia de Alberta (y respaldado parcialmente desde Ottawa) para construir un nuevo oleoducto que conecte las arenas bituminosas albertanas con la costa noroeste de la provincia de British Columbia (B.C.), con el fin de permitir la exportación de petróleo hacia el Pacífico.

Según fuentes políticas consultadas por medios canadienses, la alarma dentro del partido se debe a una combinación de factores: la viabilidad económica del proyecto, la resistencia de la población de Columbia Británica, la oposición de varias comunidades indígenas costeras, y la posibilidad de perder escaños parlamentarios en B.C. en las próximas elecciones.

Qué ha dicho el ala liberal crítica?

  • Un diputado del ala liberal en B.C. describió la iniciativa como un proyecto con pocas probabilidades reales de concretarse, señalando que “aunque el plan no vea la luz, podría costarnos entre cinco y seis escaños en B.C. que difícilmente recuperaríamos en otras partes del oeste canadiense”.
  • Otro diputado expresó dudas sobre la solidez del caso económico: recordó que, hasta la fecha, no existe un promotor privado que respalde el oleoducto un requisito clave para su aprobación y advirtió que el financiamiento inicial anunciado por Alberta, aunque reconocido, dista mucho de lo que costaría el proyecto completo.
  • En los pasillos del Parlamento se escucha con preocupación que este debate podría erosionar el apoyo de sectores del electorado liberal tradicional, especialmente aquellos sensibles al medio ambiente o pertenecientes a comunidades costeras, que ya muestran rechazo al levantamiento del veto a los tanques petroleros en la costa norte de B.C.

Uno de los puntos de mayor tensión interna es la decisión de presentar un memorando de entendimiento (MOU) con Alberta sin haber garantizado el respaldo claro de las autoridades provinciales de B.C. ni de las Primeras Naciones afectadas, lo cual muchos liberales consideran como una torpeza política que pone en riesgo la cohesión de su coalición.

Qué implicaría el oleoducto: contexto y obstáculos

El proyecto pretende transportar crudo desde Alberta hasta la costa noroeste de B.C., para lo cual sería necesario revisar o eximir la actual prohibición al tráfico de petroleros en esa región —na norma que goza de amplio apoyo en esa provincia por razones ambientales

Sin embargo, el gobierno de B.C., su partido provincial y varias comunidades indígenas han reiterado su oposición firme, aduciendo que levantar el veto pondría en peligro ecosistemas costeros sensibles, además de comprometer proyectos de desarrollo que dependen de mantener la protección ambiental en la región.

Además, los liberales que cuestionan el plan advierten que el contexto global de transición energética, el descenso previsto de la demanda mundial de combustibles fósiles, y la competencia creciente de energías renovables, podrían hacer que la inversión no rinda frutos a largo plazo.

Las tensiones internas y el futuro del proyecto

El debate interno se ha vuelto más visible en los últimos días: lo que comenzó como dudas discretas en pasillos se ha transformado en declaraciones públicas por parte de diputados liberales que temen por el impacto electoral sobre todo en B.C. y por la coherencia del partido frente a sus compromisos ambientales.

El riesgo político es real. Para algunos dentro del partido, respaldar un proyecto tan controversial sin consenso provincial ni indígena sería jugar una carta arriesgada: podría erosionar la base de votantes ambientalistas, alienar comunidades costeras, y poner en jaque la credibilidad del gobierno al presentarse como conciliador entre desarrollo energético y sostenibilidad.

Por otro lado, los defensores del oleoducto principalmente en Alberta lo ven como una oportunidad estratégica para diversificar los mercados de exportación de crudo, reducir la dependencia del mercado estadounidense y revitalizar la economía petrolera de la provincia. Pero ese apoyo externo no ha logrado disipar las dudas internas en el partido liberal federal.

¿Qué podría decidir el gobierno?

Para que el proyecto avance se requieren, al menos:

  • Un promotor privado dispuesto a asumir la inversión multimillonaria del oleoducto.
  • Consentimiento explícito de la provincia de B.C. y de las Primeras Naciones del litoral afectado, algo que actualmente no existe.
  • Un compromiso claro con estándares ambientales y de seguridad, cruciales para responder a la oposición social.
  • Una estrategia de comunicación que evite una fractura interna del partido, reconociendo que puede haber costos electorales.

Si alguno de estos factores falla como advierten muchos liberales disidentes—, el proyecto podría estancarse, quedar en promesa, o incluso abandonarse, lo que supondría un giro importante en la política energética del país.

La advertencia lanzada por diputados del Partido Liberal revela la complejidad de conciliar intereses económicos, energéticos, ambientales y electorales en Canadá. Lo que para algunos representa una oportunidad estratégica de desarrollo, para otros significa un riesgo demasiado grande: de credibilidad, de cohesión interna y de respaldo ciudadano.

Este pulso interno podría definir no solo el futuro del oleoducto, sino también la orientación de la política energética canadiense en los próximos años entre la presión de revertir barreras históricas para la exportación de hidrocarburos y la demanda creciente de un desarrollo sostenible que respete comunidades, territorios y compromisos climáticos.

Fuente:www.cbc.ca

Foto: www.cbc.ca


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