
THE LATIN VOX (12 de septiembre de 2025).- Por Daniela Medina.
Este jueves por la noche, mientras la ciudad de Nueva York y la nación entera recordaban el 24.º aniversario de los atentados del 11 de septiembre de 2001, el presidente Donald J. Trump se hizo presente en el Yankee Stadium para presenciar el partido entre los New York Yankees y los Detroit Tigers. Su asistencia generó una mezcla de reacciones del público, entre aplausos, vítores y expresiones contrarias, reflejando una atmósfera política, emocional y simbólica particularmente intensa.
Un acto con carga simbólica
Desde temprano en el día, Trump participó en una ceremonia conmemorativa en el Pentágono, como parte de los actos oficiales para honrar a las víctimas del 11-S. Más tarde, se dirigió al Bronx para asistir al partido de béisbol. La coincidencia de su presencia en un evento deportivo importante durante esta fecha refuerza la tradición de marcar la fecha con actos públicos de recuerdo y unidad, pero también pone en relieve el componente político que caracteriza sus apariciones.
Para los Yankees, la jornada incluyó sus tradicionales homenajes: banderas a media asta, momentos de silencio, símbolos patrióticos visuales y música como “God Bless America” durante la séptima entrada, elementos que ya forman parte de la rutina anual de esta fecha.
Seguridad reforzada ante un escenario sensible
Ante la importancia del evento y luego del reciente asesinato del activista conservador Charlie Kirk en Utah, las autoridades implementaron medidas extraordinarias de seguridad. Ya desde las primeras horas de la tarde se desplegaron agentes del Servicio Secreto, se hicieron barridos con perros, se instalaron detectores de metales en las entradas, y se solicitó al público llegar con suficiente antelación.
Dentro del estadio, la suite del presidente (ubicada en la sección asociada con la familia Steinbrenner, propietaria de los Yankees) fue protegida con vidrio antibalas, una modificación visible que subrayó el nivel de alerta.
Momentos destacados del juego
- Interacción con los jugadores: Antes del inicio del partido, Trump visitó el clubhouse de los Yankees, donde saludó a jugadores y al cuerpo técnico. En particular, tuvo un breve encuentro motivador con figuras como Aaron Judge.
- Desempeño deportivo: Aaron Judge impactó el partido al conectar dos jonrones, con lo que igualó el récord histórico de Joe DiMaggio para los Yankees en la cuarta posición en la lista de jonrones en la historia del club. Después de saludar al presidente, Judge lo calificó de “un momento surrealista” que habría inspirado al equipo.
- Reacciones del público: Cuando Trump apareció en la pantalla gigante del estadio durante el himno nacional o después de jugadas destacadas, hubo una mezcla visible de aplausos y abucheos. En algunos casos, ovaciones fuertes; en otros, rechiflas. Culturas de respeto, conflicto político y patriotismo se vieron entrelazadas.
Comparaciones históricas y resonancia política
La asistencia de Trump al Yankee Stadium evoca recuerdos de momentos anteriores que también combinaron deporte, patriotismo y política. Uno de los más emblemáticos ocurrió en octubre de 2001, cuando el presidente George W. Bush realizó un lanzamiento ceremonial antes de un partido de los Yankees en pleno auge del dolor nacional tras los atentados. Esa acción quedó grabada como un símbolo de resiliencia.
Para Trump, nacido en Queens, su presencia en Nueva York tiene también un componente de conexión personal: los Yankees y la ciudad forman parte de su identidad pública. Aunque hace años reside en Florida, esa vinculación local sigue siendo un elemento que su equipo y seguidores enfatizan.
Desafíos y tensiones en la vigilia del recuerdo
El aniversario 24 del 11-S no sólo trajo memorias del pasado, sino que se vio marcado también por tensiones presentes:
- La muerte reciente de Charlie Kirk generó preocupación por la seguridad en actos con asistencia pública de figuras políticas.
- En paralelo, el ambiente político polarizado de Estados Unidos se reflejó en el público. Hay quienes ven la presencia de Trump como un acto de reafirmación patriótica y otros como una maniobra política calculada. Esa división quedó patente en los abucheos, los aplausos y los cánticos. AP
El acto de Trump de asistir al partido de los Yankees en el aniversario del 11 de septiembre combina múltiples dimensiones: homenaje sincero, estrategia política, historia personal y espectáculo público. Si bien el béisbol es un deporte, en esta ocasión el campo de juego fue más amplio: recordó dolor, homenajes, unidad nacional y también las divisiones actuales. En una noche donde los símbolos fueron tan importantes como los jonrones, quedó claro que el recuerdo del 11-S sigue siendo y seguirá siendo un momento de reflexión colectiva y también un escenario donde se proyectan debates presentes: sobre seguridad, patriotismo y la imagen del liderazgo en tiempos turbulentos.
Fuente: www.ctvnews.ca
Foto: www.viveusa.mx/