El primer ministro de Ontario, Doug Ford, ha expresado su preocupación ante la inminente implementación de nuevos aranceles por parte del presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Estos aranceles, programados para entrar en vigor el 3 de abril, impondrán un gravamen del 25% a los vehículos importados que no sean fabricados en EE.UU.
Ford ha calificado el 3 de abril como el «Día de la Terminación», anticipando que la medida tendrá repercusiones negativas tanto para Canadá como para Estados Unidos. Durante una entrevista con Newstalk 1010, el líder provincial expresó su preocupación por la falta de información específica sobre los aranceles, a pesar de sus intentos de obtener detalles en conversaciones con el secretario de Comercio de EE.UU., Howard Lutnick. Ford enfatizó que estos aranceles podrían «aniquilar» la industria automotriz de Ontario y afectar negativamente el empleo en ambos países.
Además, el presidente de Ford, Jim Farley, ha advertido que los aranceles propuestos podrían eliminar «miles de millones de dólares en beneficios» y afectar negativamente el empleo en EE.UU. Farley destacó la contradicción de imponer aranceles a socios comerciales cercanos como Canadá y México, especialmente cuando competidores como Hyundai-Kia y Toyota pueden importar vehículos sin aranceles adicionales.
La imposición de estos aranceles ha generado preocupación en la industria automotriz, con caídas en las acciones de fabricantes como General Motors, Ford, Stellantis, Toyota, Honda, Nissan, Mazda, Hyundai y Kia. Se anticipa que la medida aumentará los precios de los vehículos y podría conducir a una reducción en los empleos del sector manufacturero en EE.UU.
Por su parte, el primer ministro canadiense, Mark Carney, ha calificado la decisión de Trump de imponer aranceles a Canadá como el fin de una «relación histórica». Carney ha expresado su disposición a trabajar con EE.UU., pero ha advertido que Canadá no aceptará medidas que perjudiquen su economía.
La implementación de estos aranceles podría tener consecuencias significativas para las economías de Canadá y EE.UU., afectando el comercio, el empleo y las relaciones bilaterales. Se espera que los líderes de ambos países busquen soluciones diplomáticas para mitigar el impacto de estas medidas comerciales.
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