
THE LATIN VOX (20 de marzo del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
La administración Trump estaría trabajando en un plan para cumplir con un sueño conservador de larga data: la creación de una zona de amortiguamiento militarizada a lo largo de la frontera sur en Nuevo México. Esta medida implicaría la presencia de tropas estadounidenses activas, con la facultad de detener a los migrantes que crucen ilegalmente al país, según informó The Washington Post.
El informe destaca que las discusiones internas más recientes se han centrado en la posibilidad de desplegar tropas en una sección específica de la frontera en Nuevo México, transformando esta área en una especie de instalación militar. Esto le otorgaría a los soldados el derecho legal de detener a los migrantes que «invadan» la base extendida. Posteriormente, los migrantes no autorizados serían detenidos hasta ser entregados a los oficiales de inmigración.
Este plan parece tener como objetivo eludir la Ley Posse Comitatus, una legislación federal que prohíbe la participación de las fuerzas armadas en la mayoría de las misiones de aplicación de la ley civil. Al crear una base militarizada, la administración Trump podría sortear esta restricción, utilizando a las tropas para controlar y gestionar la inmigración sin violar la ley, al menos de manera directa.
Un sueño conservador larga data
Aunque la militarización de la frontera sur no es una idea nueva, hasta ahora había permanecido más en el ámbito de la retórica política que en la realidad. Durante su presidencia, Donald Trump hizo numerosas declaraciones a favor de esta medida, especialmente durante los momentos de mayor tensión con las caravanas migrantes.
En 2018, Trump sorprendió al anunciar que “vamos a custodiar nuestra frontera con el ejército. Ese es un gran paso”. A pesar de la furia mediática que generó su declaración, el despliegue de tropas en la frontera fue limitado, y nunca se implementó a gran escala. En ese mismo año, durante una reunión con el entonces secretario de Defensa Jim Mattis, Trump expresó su deseo de desplegar más tropas, pero Mattis respondió con una postura firme, diciendo: “No hacemos trucos en este departamento”.
La situación cambió en 2020, cuando el presidente Trump intentó violar la Ley Posse Comitatus al pedir a su secretario de Defensa, Mark Esper, que desplegara 10,000 soldados para disparar contra los manifestantes durante las protestas tras el asesinato de George Floyd. Esper, un exmilitar con experiencia en la academia de West Point, se negó rotundamente a seguir la orden, lo que generó un fuerte enfrentamiento dentro de la administración.
¿Un cambio en la defensa nacional?
En 2025, la situación podría ser diferente. Esta vez, Trump no tendría que convencer a un general experimentado como Mattis o a un profesional como Esper para que apoyara sus planes de utilizar recursos militares en la aplicación de la ley doméstica.
Su actual secretario de Defensa es un expresentador de televisión con menos probabilidades de oponerse a sus órdenes. Este cambio de liderazgo podría allanar el camino para que Trump implemente sus propuestas más controvertidas sin la misma resistencia institucional que enfrentó en su primer mandato.
Una propuesta que sigue dividiendo a Estados Unidos
La propuesta de militarizar la frontera sur ha sido fuertemente criticada por defensores de los derechos civiles, quienes argumentan que esto podría llevar a violaciones de derechos humanos, como el abuso de poder y la criminalización de los migrantes. Además, se teme que el despliegue de tropas en la frontera cree una atmósfera de intimidación y conflicto en una región ya marcada por la tensión migratoria.
Por otro lado, los sectores conservadores aplauden la medida, viéndola como una solución efectiva a lo que consideran un problema de seguridad nacional, al tiempo que refuerzan la idea de que la soberanía de EE. UU. debe ser protegida con medidas estrictas.
El futuro de la Frontera Sur: ¿Un cambio drástico en la política migratoria?
A medida que nos acercamos a las elecciones de 2024, la frontera sur de los EE. UU. se sigue posicionando como un tema central de la agenda política. Mientras algunos políticos y líderes republicanos apoyan la militarización como una estrategia clave para asegurar la frontera, otros advierten sobre los riesgos de transformar la seguridad nacional en una cuestión de enfrentamiento armado contra personas que buscan una vida mejor.
La creación de una zona militarizada en Nuevo México, como la que está planeando la administración Trump, podría ser solo el comienzo de un enfoque más agresivo hacia la inmigración y la seguridad en la frontera. Sin embargo, también podría desencadenar una nueva ronda de debates legales y éticos sobre el uso de la fuerza militar en suelo estadounidense.
En un contexto donde la polarización política sigue en aumento, la propuesta de militarizar la frontera plantea preguntas difíciles sobre el futuro de las políticas migratorias en EE. UU. y el equilibrio entre seguridad y derechos humanos. Mientras tanto, la tensión continúa creciendo en torno a cómo se debe manejar una de las cuestiones más divisivas de la política estadounidense contemporánea.
Crédito fotográfico: Getty Images