THE LATIN VOX (4 de enero del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz
En un giro significativo en la política industrial de Estados Unidos, el presidente Joe Biden ha bloqueado la oferta de 14.9 mil millones de dólares presentada por la gigante japonesa Nippon Steel para adquirir US Steel, citando preocupaciones de seguridad nacional. Esta medida cumple con su compromiso de mantener la producción de acero en manos estadounidenses, justo cuando se acerca al final de su mandato.
El presidente Biden, al anunciar la decisión, dejó claro que US Steel seguiría siendo una «empresa orgullosamente estadounidense, propiedad de estadounidenses, operada por estadounidenses y con trabajadores sindicalizados, los mejores del mundo». Para muchos, este paso simboliza una defensa de los intereses nacionales y de la industria local ante las crecientes presiones económicas y políticas.
La reacción japonesa y la amenaza de demandas legales
La decisión de Biden ha sido recibida con desdén por parte de Nippon Steel, que considera la medida «incomprensible y lamentable». Según informes, la empresa japonesa está preparando una demanda contra el gobierno de EE. UU., desafiando el proceso mediante el cual se bloqueó la adquisición. US Steel, por su parte, expresó que sin los casi 3 mil millones de dólares prometidos por Nippon Steel en inversiones, se vería obligada a cerrar varias de sus fábricas clave, lo que afectaría su capacidad productiva en el país.
El impacto de esta decisión ya se reflejó en los mercados, con una caída del 7% en las acciones de US Steel en la Bolsa de Nueva York, lo que subraya la incertidumbre financiera que esta medida ha generado.
El debate sobre la Seguridad Nacional y la Competencia Global
El Comité de Inversión Extranjera en los Estados Unidos (CFIUS), encargado de revisar las posibles amenazas a la seguridad nacional derivadas de inversiones extranjeras, había llevado a cabo una exhaustiva revisión del acuerdo.
Biden siguió sus recomendaciones, argumentando que la venta de US Steel a una compañía extranjera podría poner en peligro la seguridad nacional y la infraestructura crítica del país. El acero, como elemento fundamental en la construcción, la industria automotriz y la defensa, juega un papel clave en la seguridad económica y física de Estados Unidos.
Biden subrayó que «sin producción de acero nacional y trabajadores del acero nacionales, nuestra nación sería más débil y menos segura». Además, el presidente defendió su postura afirmando que las grandes empresas estadounidenses en sectores clave deben seguir liderando la lucha en favor de los intereses nacionales.
Oposición política y la presión sindical
La oferta de Nippon Steel fue vista con escepticismo y oposición por sectores políticos de alto nivel dentro de Estados Unidos, especialmente en el estado de Pennsylvania, donde US Steel tiene su sede en Pittsburgh. Tanto Biden como el presidente electo Donald Trump habían expresado abiertamente su deseo de que la empresa permaneciera en manos estadounidenses, una postura que también fue respaldada por los sindicatos, que juegan un papel crucial en la política industrial del país.
El sindicato United Steelworkers (USW), influyente en el sector, celebró la decisión de Biden. Su presidente, David McCall, agradeció la medida, subrayando que la prioridad de US Steel no era más que “ganancia financiera a corto plazo” para sus accionistas, mientras que las preocupaciones sobre los empleos y la seguridad laboral de los trabajadores pasaban a un segundo plano.
El contexto geopolítico y la competencia con China
Nippon Steel había argumentado que su inversión en US Steel fortalecería la seguridad nacional de EE. UU. al ayudar a combatir la amenaza competitiva de China, el mayor productor de acero del mundo. Sin embargo, la administración Biden no estuvo convencida de que la transacción tuviera efectos positivos en la seguridad a largo plazo, considerando que cualquier transferencia de control a una entidad extranjera podría crear riesgos para las cadenas de suministro de acero críticas para la defensa y otros sectores vitales.
El bloqueo de la transacción es también una señal de que la administración Biden sigue enfocada en políticas de nacionalismo económico, protegiendo industrias clave de adquisiciones extranjeras, especialmente aquellas vinculadas a la seguridad nacional. Esta postura coincide con la de Trump, quien también fue un firme defensor de mantener las empresas estratégicas bajo control estadounidense durante su mandato, y es probable que continúe en su segunda administración.
Un futuro incógnito para US Steel
El futuro de US Steel ahora parece incierto, ya que la empresa enfrenta desafíos financieros y operativos importantes. Aunque la postura de Biden ha sido clara, la incertidumbre sobre la posibilidad de una demanda legal por parte de Nippon Steel podría prolongar este enfrentamiento, agregando más complejidad a la situación.
El hecho de que el bloqueo se haya producido en los últimos días de la presidencia de Biden ha abierto el debate sobre el papel del gobierno federal en las fusiones y adquisiciones de empresas clave en sectores estratégicos. Mientras tanto, las consecuencias de esta decisión seguirán siendo un tema importante para los analistas económicos, los sindicatos y los trabajadores de la industria del acero en EE. UU., quienes, en última instancia, se verán afectados por el resultado de este conflicto.
En el marco de una economía global cada vez más interdependiente y de un panorama geopolítico incierto, la industria del acero estadounidense se mantiene en el ojo del huracán. La defensa de la soberanía industrial por parte de Biden, aunque respaldada por muchos, podría haber puesto a prueba la capacidad de US Steel para adaptarse a los desafíos de un mercado global cada vez más competitivo.
Crédito fotográfico: Kyodo News