
THE LATIN VOX (20 de julio del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
En un caso que ha sacudido a defensores de la libertad de prensa y de los derechos de los inmigrantes por igual, el periodista salvadoreño Mario Guevara, con una audiencia de millones en Estados Unidos, permanece detenido en Georgia bajo custodia de ICE, a pesar de que los últimos cargos en su contra fueron desestimados la semana pasada.
Su delito, según sus defensores: documentar con una cámara lo que muchos prefieren ocultar.
De reportero perseguido en El Salvador a cronista de la migración en EE. UU.
Mario Guevara huyó de El Salvador en 2004, tras recibir amenazas de muerte por cubrir una protesta del FMLN, un grupo de izquierda con pasado paramilitar. Buscó asilo en EE. UU. con su esposa e hija, ingresó legalmente con visa de turista y comenzó una carrera en el periodismo hispano que lo llevó a ser uno de los rostros más reconocibles del área de Atlanta.
Durante dos décadas, reportó sin descanso sobre redadas de ICE, documentando detenciones, entrevistando a familias, y ganándose la confianza de una comunidad migrante frecuentemente ignorada por los medios anglosajones. Su popularidad se disparó durante la administración Trump, y fundó su propio medio: Noticias MG, desde donde alcanzó una audiencia millonaria.
La cobertura que lo llevó a la cárcel
El 14 de junio, Guevara cubría en vivo la protesta “No Kings Day” en Atlanta cuando fue arrestado por la policía de Doraville. Vestía un chaleco de prensa, llevaba un casco y su cámara estabilizada. El video policial muestra a los agentes señalándolo: “Si se mete a la calle, lo arrestan”, dijo uno. Guevara dio dos pasos fuera de la acera para filmar la reacción de los agentes a una bomba de humo y fue inmediatamente arrestado.
Más de un millón de personas seguían su transmisión en ese momento.
Aunque fue liberado bajo fianza por un juez, ICE ya había emitido una orden de detención, trasladándolo a múltiples cárceles del estado, en lo que su abogado describe como un intento sistemático por evitar su liberación.
Un patrón de persecución
Los fiscales de Gwinnett, condado vecino, añadieron tres cargos menores de tránsito relacionados con una transmisión anterior, lo cual permitió a ICE mantenerlo detenido. Los cargos fueron retirados la semana pasada por falta de pruebas, pero ICE continúa su proceso de deportación.
El Comité para la Protección de Periodistas (CPJ) considera a Guevara el único periodista actualmente detenido en EE. UU. por ejercer su oficio. Su caso, denuncian, refleja un alarmante deterioro en la libertad de prensa en el país.
“Estamos viendo cómo el poder absoluto se impone sin importar los daños humanos”, dijo su abogado, Giovanni Díaz. “Esto es lo que solíamos escuchar de otros países”.
¿Periodismo criminalizado?
Durante la audiencia de inmigración, el gobierno estadounidense llegó a argumentar que las transmisiones en vivo de Guevara representaban una amenaza para las operaciones migratorias, una postura que alarmó tanto al CPJ como a defensores de derechos civiles.
“La narrativa del gobierno es inquietante”, dijo Katherine Jacobsen, del CPJ. “Sugiere que cubrir a la policía o a ICE puede ser considerado una amenaza en sí misma”.
Apoyo, presión y silencio oficial
Grupos como GALEO y otros seis colectivos han exigido explicaciones a las autoridades locales y a ICE. También han pedido la liberación inmediata de Guevara.
“Su caso va más allá de la libertad de prensa”, afirmó Jerry Gonzales, director de GALEO. “Es un mensaje: si puedes silenciar al periodista que más cobertura ha dado a ICE, puedes intimidar a toda una comunidad”.
El hijo de Guevara, nacido en EE. UU. y ya mayor de edad, ha iniciado el proceso para patrocinar la residencia legal de su padre. Sin embargo, ICE parece decidido a deportarlo antes de que eso ocurra.
“Estoy siendo perseguido”
En una carta escrita desde la cárcel, Guevara clama por ayuda y denuncia la persecución política en su contra:
“Estoy por cumplir un mes en prisión. Nunca había sido arrestado. Me han trasladado cinco veces. Creo que el gobierno quiere ensuciar mi historial para poder deportarme como si fuera un criminal”, escribió el 7 de julio.
¿El precio de decir la verdad?
Guevara, quien una vez fue el número al que llamaban los inmigrantes cuando veían una redada en su vecindario, ahora está aislado, sin fianza efectiva, y bajo constante traslado, mientras sus abogados luchan contra una maquinaria gubernamental decidida a silenciarlo.
Su caso se ha convertido en un símbolo del choque entre el periodismo, la inmigración y el poder estatal en EE. UU.
Y mientras muchos se preguntan si esto podría pasar en una democracia consolidada, otros ya tienen la respuesta: está pasando.
Crédito fotográfico: AP News