THE LATIN VOX (3 de diciembre del 2024).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz
La cena entre el primer ministro canadiense Justin Trudeau y el presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump, celebrada el pasado viernes en Mar-a-Lago, Florida, fue mucho más que una reunión social. Aunque en su mayoría fue una velada amistosa, un comentario de Trump sobre Canadá, aparentemente hecho en tono de broma, rápidamente se hizo viral y generó especulaciones en ambos lados de la frontera.
Durante la cena, Trump sugirió en tono jocoso que, si Canadá no podía manejar las consecuencias de un arancel del 25 % sobre sus productos, quizás debería considerar convertirse en el 51º estado de EE.UU. Esta afirmación, sin embargo, fue rápidamente aclarada por el ministro de Seguridad Pública de Canadá, Dominic LeBlanc, quien estaba presente en la reunión. Según LeBlanc, el comentario de Trump fue una simple broma, una de las muchas que marcaron la noche: «En una velada social de tres horas, el presidente estaba haciendo chistes y bromas, y, por supuesto, no fue un comentario serio», explicó.
LeBlanc, quien formaba parte de la delegación canadiense junto con la jefa de gabinete de Trudeau, Katie Telford, aseguró que la relación entre Trudeau y Trump era cordial, y que la capacidad de Trump para hacer bromas como esa reflejaba una interacción amigable entre ambos líderes. A pesar de que algunos medios informaron sobre la «risa nerviosa» de Trudeau y su equipo ante el comentario de Trump, LeBlanc subrayó que no fue más que un momento «entretenido y divertido» de la noche.
¿Una amenaza económica o solo una broma?
Este comentario se produce en medio de crecientes tensiones económicas entre Canadá y Estados Unidos, especialmente en torno a las amenazas de Trump de imponer aranceles a los productos canadienses. Desde que el presidente electo mencionó la posibilidad de aranceles del 25 % sobre los bienes canadienses, Trudeau y su equipo han estado buscando maneras de mitigar el impacto económico, como la adquisición de más helicópteros y drones para mejorar la vigilancia de la frontera, y evitando alimentar las narrativas falsas sobre el flujo de migrantes y drogas provenientes de Canadá.
Si bien la broma de Trump puede haber sido una manera de aliviar tensiones durante la cena, las discusiones que siguieron no fueron tan ligeras. Los líderes canadienses aprovecharon la oportunidad para abordar temas más serios, como el comercio y la seguridad fronteriza, tratando de fortalecer las relaciones comerciales y de seguridad entre ambos países.
La interdependencia entre Canadá y EE.UU.
Durante la conversación, Trudeau destacó la interconexión y la interdependencia de las economías de ambos países, señalando la importancia de las relaciones comerciales entre Canadá y EE.UU., especialmente en sectores clave como la energía y los minerales críticos. Canadá es el principal proveedor de petróleo para los Estados Unidos, con una producción diaria de más de 4 millones de barriles. Además, Canadá posee algunos de los depósitos más grandes de minerales raros, esenciales para todo, desde la energía limpia hasta la fabricación de equipos militares y tecnología.
La política interna canadiense y la presión sobre Trudeau
El comentario de Trump y sus posibles implicaciones económicas fueron tema de conversación también dentro de la política canadiense. El líder del Partido Conservador, Pierre Poilievre, quien se reunió con Trudeau después de la visita, expresó su preocupación por las posibles consecuencias de los aranceles. Poilievre instó a Trudeau a resaltar ante los funcionarios estadounidenses lo perjudicial que sería para ambos países una guerra arancelaria, sugiriendo que los estadounidenses deberían ver los aranceles como una amenaza a su propio bienestar económico.
A pesar de los esfuerzos diplomáticos, Trudeau no logró obtener garantías de que Canadá quedaría exento de los aranceles prometidos por Trump, lo que dejó a Poilievre calificando el encuentro de «fracaso». Por su parte, Jagmeet Singh, líder del Nuevo Partido Democrático (NDP), sugirió que el gobierno canadiense debería aumentar la cantidad de agentes de la Agencia de Servicios Fronterizos de Canadá (CBSA) para mejorar la vigilancia en la frontera.
Un desafío para la unidad canadiense
A medida que las amenazas de aranceles persisten, la política interna canadiense se ve sacudida por la necesidad de presentar un frente unido ante los desafíos que plantea la administración Trump. La crítica de Poilievre sobre la falta de avances en la cena se contrapone con el llamado de Trudeau a la unidad, pidiendo que todos los líderes políticos se mantuvieran firmes frente a los ataques de Trump y sus narrativas sobre la frontera entre ambos países.
El ministro de Industria, François-Philippe Champagne, defendió la importancia de la invitación a la cena, destacando que Trudeau fue el primer líder del G7 en ser recibido por Trump, lo que subraya la naturaleza estratégica de la relación bilateral. La invitación, según Champagne, envía una señal poderosa al mundo sobre la importancia de la relación entre Canadá y EE.UU.
La broma de Trump sobre Canadá como el 51º estado de los EE.UU. puede haber sido solo eso: una broma. Sin embargo, en un clima de tensiones comerciales y políticas, donde la economía canadiense está amenazada por aranceles, las palabras del presidente electo no dejan de resonar en un contexto más amplio de interdependencia económica y diplomática. Con las negociaciones en curso y la política interna canadiense bajo presión, será interesante ver cómo se desarrollan las relaciones entre ambos países en los próximos meses, especialmente a medida que Canadá se enfrenta a un panorama económico incierto.
Crédito fotográfico: Justin Trudeau X