EE.UU. debate los límites del discurso político tras defensa del vicepresidente JD Vance a mensajes racistas

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THE LATIN VOX (16 de octubre de 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.

Las palabras “I love Hitler” y “la violación es épica” no suelen asociarse a simples bromas de adolescentes. Pero eso fue, en esencia, lo que intentó argumentar el vicepresidente estadounidense, JD Vance, al minimizar una serie de mensajes racistas, misóginos y antisemitas intercambiados por dirigentes de los Young Republicans, el ala juvenil del Partido Republicano.

En declaraciones al programa The Charlie Kirk Show, Vance calificó las conversaciones filtradas como simples “bromas estúpidas” hechas por “chicos jóvenes”. El problema es que los participantes no eran precisamente adolescentes: según los registros obtenidos por Mother Jones, la mayoría de los implicados tiene entre 24 y 35 años, apenas unos años menos que el propio Vance, de 41.

“Los niños hacen cosas estúpidas. Cuentan chistes ofensivos. Eso es lo que hacen los chicos”, dijo el vicepresidente. “No quiero vivir en un país donde una broma tonta, por muy ofensiva que sea, arruine la vida de alguien”.

Los mensajes, divulgados por Politico, provenían de un grupo de Telegram que reunía a líderes republicanos jóvenes de Nueva York, Kansas, Arizona y Vermont. En ellos se podían leer comentarios racistas, bromas sobre violaciones y referencias favorables a Adolf Hitler.

La Young Republican National Federation (YRNF) —organización oficial del partido para miembros de entre 18 y 40 años— condenó el contenido y pidió la renuncia inmediata de quienes participaron, calificando los mensajes como “indignos de cualquier republicano”.

Sin embargo, Vance prefirió desviar la atención, acusando a los demócratas y a los medios de exagerar el tema y de “distraer” al país de lo que consideró un asunto más grave: los mensajes violentos publicados en el pasado por un político demócrata de Virginia.

“Céntrense en los problemas reales, no en lo que dicen los chicos en un chat grupal”, insistió Vance, criticando a quienes, según él, “se dejan distraer por tonterías”.

Sus declaraciones provocaron una oleada de indignación, incluso dentro de su propio partido. El gobernador republicano de Vermont, Phil Scott, y líderes legislativos estatales exigieron la renuncia del senador Sam Douglass, uno de los involucrados. Desde Nueva York, la congresista Elise Stefanik calificó los mensajes como “absolutamente repugnantes” y pidió también la dimisión de los implicados.

Del lado demócrata, la reacción fue más unánime. El líder del Senado, Chuck Schumer, consideró el contenido de los chats “revolvente” y exigió una condena “rápida y clara” por parte de Donald Trump y JD Vance. El gobernador de California, Gavin Newsom, llegó a solicitar una investigación formal ante el Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes, mientras que la gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul, fue tajante:

“Expúlsenlos del partido. Quiten sus cargos. Dejen de usarlos como asesores de campaña. Tiene que haber consecuencias. Este tipo de basura debe terminar.”

Pese a la presión política, Vance se mantuvo firme. Padre de tres hijos, dijo que advertiría a sus propios niños —“especialmente a mis hijos varones”— que no publicaran nada en internet. “Si lo haces, asume que algún canalla lo filtrará para hacerte daño”, afirmó.

Sus palabras reflejan una tensión más amplia dentro del Partido Republicano: entre los líderes que buscan marcar distancia de los extremismos y los que, como Vance, prefieren restar importancia a los comportamientos que rozan el racismo o la apología del nazismo.

Para muchos observadores, el episodio deja al descubierto una normalización preocupante del discurso de odio dentro de ciertos círculos conservadores. Y como señaló un analista en The Washington Post, “si decir ‘amo a Hitler’ se convierte en una broma aceptable para un político joven, el problema no son los chistes: es la cultura política que los tolera”.

Fuente: The Guardian (UK)

Crédito fotográfico: NBC News


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