THE LATIN VOX (14 de diciembre del 2024).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz
En un raro momento de unidad bipartidista, demócratas y republicanos han unido fuerzas para condenar el ciberataque chino más grande de la historia de Estados Unidos, que ha infiltrado las redes de telecomunicaciones del país y robado datos sensibles de figuras políticas clave. El ataque, llevado a cabo por un grupo conocido como Salt Typhoon, se considera uno de los peores hackeos en la historia de EE. UU. y ha desatado una ola de indignación en Washington.
El espionaje, vinculado con el régimen comunista de China, ha afectado a empresas de telecomunicaciones estadounidenses de primer nivel, como Verizon, T-Mobile, AT&T y unas 80 compañías más. A través de esta infiltración, los atacantes han tenido acceso a información confidencial de millones de personas, incluidos mensajes de texto, correos electrónicos y datos personales.
Sin embargo, lo más alarmante es que el ataque fue dirigido a figuras políticas de alto perfil, como el presidente electo Donald Trump, el vicepresidente electo JD Vance y la vicepresidenta derrotada Kamala Harris.
El FBI y la Agencia de Ciberseguridad e Infraestructura (CISA) han confirmado que el ataque es parte de una operación de espionaje sofisticada, que no solo ha comprometido las redes de telecomunicaciones, sino que también ha permitido el robo de registros de llamadas y comunicaciones privadas de individuos involucrados en actividades políticas y gubernamentales.
Según un comunicado conjunto de las agencias, el objetivo de los atacantes parece ser la recolección de información más que un ataque a la infraestructura del país.
El hackeo fue detectado por primera vez la primavera pasada, pero solo se hizo público a fines de octubre, a menos de dos semanas de las elecciones presidenciales. El periódico The New York Times reveló que los atacantes habían dirigido sus esfuerzos a los teléfonos utilizados por Trump y Vance, lo que desató una serie de reacciones en el Capitolio.
Mark Warner, el presidente saliente del Comité de Inteligencia del Senado, calificó el ataque de «el peor hackeo en la historia de nuestra nación», mientras que Richard Blumenthal, senador demócrata de Connecticut, expresó su asombro por la magnitud de la violación: «La extensión y la profundidad de la penetración china es absolutamente desconcertante. Que hayamos permitido esto en tan solo un año es aterrador», declaró.
Senadores republicanos, como Marco Rubio de Florida, también se mostraron alarmados. Rubio, conocido por su postura firme frente a China, aseguró que este ataque es «la incursión más perturbadora y extendida en nuestros sistemas de telecomunicaciones, no solo en el país, sino en el mundo entero», haciendo hincapié en el tamaño colosal de las redes de telecomunicaciones estadounidenses.
A pesar de la gravedad del incidente, el hackeo no ha captado aún la atención pública que otros eventos de mayor impacto mediático, como las elecciones presidenciales, han tenido. Sin embargo, los políticos y expertos coinciden en que esta violación masiva de seguridad tiene el potencial de cambiar radicalmente la relación de EE. UU. con China, que ya se encuentra en un punto de fricción por las tensiones comerciales y geopolíticas.
La infiltración también ha resaltado las fallas de las agencias de seguridad de EE. UU., que no lograron prevenir el ataque, lo que ha provocado críticas tanto de demócratas como de republicanos. Rick Scott, senador republicano de Florida, culpó a las autoridades por no haber detectado la amenaza a tiempo. «No hay responsabilidad en ninguno de los que están ahí arriba», dijo a los reporteros.
Con la presidencia de Biden a la vuelta de la esquina y una relación cada vez más tensa con China, este hackeo pone de manifiesto la vulnerabilidad de las infraestructuras clave del país. En este contexto, Brendan Carr, nominado por Trump como jefe de la Comisión Federal de Comunicaciones, ha prometido trabajar con las agencias de seguridad nacional para «erradicar la amenaza y asegurar nuestras redes».
A medida que las repercusiones de este ataque continúan desvelándose, está claro que la ciberseguridad será uno de los principales temas de debate y acción en los próximos años. Mientras tanto, el robo de información de figuras políticas clave podría tener implicaciones de largo alcance en la política interna y la seguridad nacional de Estados Unidos.
Crédito fotográfico: Andy Wong/Associated Press