
THE LATIN VOX (26 de agosto del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
El legendario capo mexicano Ismael “El Mayo” Zambada, cofundador del cartel de Sinaloa junto a Joaquín “El Chapo” Guzmán, se declaró culpable este lunes de cargos federales de crimen organizado en una corte de Nueva York, cerrando así uno de los capítulos más oscuros de la historia reciente del narcotráfico.
A sus 77 años, Zambada compareció ante el juez y, con voz serena y a través de un intérprete, ofreció un inusual mea culpa: “Reconozco el gran daño que las drogas ilegales han hecho a los pueblos de Estados Unidos y México. Pido disculpas por todo y asumo la responsabilidad de mis actos”.
De campesino del Triángulo Dorado a magnate del narcotráfico
Originario del llamado Triángulo Dorado —la agreste zona montañosa entre Sinaloa, Durango y Chihuahua— Zambada comenzó como campesino y traficante menor de marihuana y heroína en los años setenta. Su talento para la logística y la expansión lo catapultó en los ochenta a la cúspide del naciente cartel de Sinaloa, que se convertiría en la mayor organización criminal de drogas del mundo.
Bajo su mando y el de “El Chapo” Guzmán, el cartel movió toneladas de cocaína desde Colombia, inundó el mercado estadounidense con heroína y más recientemente con fentanilo, la droga sintética que ha causado decenas de miles de muertes por sobredosis.
Según fiscales estadounidenses, “El Mayo” mantenía un ejército privado de sicarios, armas de alto poder y un presupuesto millonario en sobornos a funcionarios mexicanos. Su hijo, Vicente Zambada Niebla, declaró en 2019 que ese dinero podía ascender a un millón de dólares al mes.
Arresto y acusaciones de “secuestro”
Zambada fue detenido en julio de 2024 en circunstancias aún rodeadas de misterio. Llegó a Texas en un avión junto a Joaquín Guzmán López, hijo de “El Chapo”. Poco después afirmó en cartas públicas que no se entregó voluntariamente, sino que había sido “secuestrado” y llevado a Estados Unidos contra su voluntad.
Incluso pidió al Gobierno de México investigar el caso como un posible acto de traición a la patria por entregar a un ciudadano mexicano sin un proceso formal de extradición.
Un acuerdo para evitar la pena de muerte
La declaración de culpabilidad llega apenas dos semanas después de que fiscales federales anunciaran que no buscarían la pena capital. Su abogado, Frank Pérez, lo calificó como “un paso importante hacia una resolución justa”.
El acuerdo implica que “El Mayo” pasará el resto de su vida en una prisión estadounidense. La fiscal general, Pam Bondi, fue tajante:
“Este terrorista extranjero cometió crímenes horrendos contra el pueblo estadounidense. Pagará esos crímenes tras las rejas en una cárcel de máxima seguridad”.
Por su parte, la DEA aseguró que el caso demuestra que “ningún jefe de cartel está fuera del alcance de la justicia”.
Contexto político y herencia de violencia
La condena de Zambada ocurre en un momento de creciente presión del gobierno de Donald Trump sobre México para combatir a los cárteles. Según reportes recientes, la administración estadounidense prepara el despliegue de recursos militares para frenar el tráfico de drogas, un rol tradicionalmente reservado a las agencias de seguridad civil.
Mientras tanto, su antiguo socio “El Chapo” Guzmán, recluido en la prisión de máxima seguridad de Florence, Colorado, litiga por las condiciones de aislamiento extremo en que se encuentra. Sus abogados aseguran que vive en “inhumana privación de contacto humano” y sufre severos problemas de salud no atendidos.
El fin de una era
Con la caída de Zambada y el debilitamiento de la cúpula histórica del cartel de Sinaloa, expertos consideran que el vacío de poder podría abrir nuevas luchas internas y una reconfiguración del mapa del narcotráfico en México.
Lo que parece seguro es que, tras décadas de mantenerse en las sombras y escapar de la justicia, el hombre que fue llamado “el último capo de la vieja escuela” ha cerrado su historia no en las montañas de Sinaloa, sino en un tribunal de Nueva York.
Crédito fotográfico: Yahoo! Noticias