
THE LATIN VOX (16 de marzo del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
El 3 de febrero, un tuit de Elon Musk provocó una gran confusión en los pasillos de una oficina del gobierno de Estados Unidos casi desconocida para el público: la 18F, un grupo dentro de la Administración de Servicios Generales (GSA, por sus siglas en inglés).
La oficina, cuya misión es modernizar y optimizar los servicios tecnológicos en diversas agencias gubernamentales, se convirtió en el blanco de un ataque sorpresivo cuando Musk, en respuesta a un activista de derecha, escribió: «Ese grupo ha sido eliminado».
A primera vista, la declaración de Musk parecía un ataque a una organización pública sin mayor relevancia, pero detrás de esa simple frase se escondía una batalla ideológica que revela cómo las redes sociales y los intereses políticos pueden influir en las decisiones del gobierno estadounidense, incluso en áreas que, a simple vista, se enfocan en la eficiencia gubernamental.
¿Qué es la Oficina 18F y por qué se convirtió en el blanco?
La oficina 18F se creó con el objetivo de modernizar los servicios digitales del gobierno federal, colaborando con diversas agencias para diseñar soluciones tecnológicas que mejoraran la eficiencia administrativa y redujeran los costos.
A lo largo de los años, 18F ha desarrollado proyectos clave, como el sistema de declaración de impuestos Direct File, que permite a los estadounidenses presentar sus impuestos de forma gratuita. Estos esfuerzos, que se centraban en la eficiencia y la reducción de gastos innecesarios, eran precisamente los tipos de iniciativas que Musk y otros defensores del gobierno eficiente han promovido en el pasado.
Sin embargo, a pesar de su impacto positivo en la modernización del gobierno, 18F pasó a ser blanco de ataques por parte de activistas de derecha, que lo acusaron de ser un «bastión de la izquierda radical» dentro del gobierno.
La polémica comenzó cuando Alex Lorusso, un activista de derecha y productor de medios conservadores, tuiteó que 18F estaba «poniendo al gobierno a cargo de las declaraciones de impuestos de la gente». Este mensaje fue rápidamente amplificado por Musk, quien, sin verificar los hechos, respaldó la afirmación.
La influencia de la derecha y la desinformación
La acusación de Lorusso no tardó en difundirse por X (anteriormente conocido como Twitter), la plataforma social propiedad de Musk. En sus tuits, Lorusso también atacaba a 18F por su enfoque en la diversidad y la inclusión, acusando al grupo de estar formado por «transgéneros y queer que se contratan entre sí».
Esta narrativa fue respaldada por otros medios de derecha, incluido Luke Rosiak, periodista del sitio conservador The Daily Wire, quien publicó un hilo en el que describía a 18F como un «agujero negro de izquierda radical».
Sin embargo, estos ataques se basaban en información errónea. 18F no estaba involucrado en poner al gobierno a cargo de las declaraciones de impuestos, sino en facilitar que los ciudadanos pudieran hacerlo de manera gratuita a través de plataformas digitales.
Además, las acusaciones sobre la diversidad y la seguridad de los proyectos tecnológicos eran distorsionadas, ya que 18F operaba bajo estrictas normativas de seguridad y no era responsable de las decisiones tomadas por otras áreas de la GSA, como el caso de la tecnología de reconocimiento facial en login.gov.
El enfoque de Musk: Purga ideológica o eficiencia gubernamental
El ataque de Musk a 18F parece ser parte de un patrón más amplio en el que el magnate tecnológico se ha alineado con fuerzas de derecha para moldear la estructura del gobierno según su propia visión ideológica.
La decisión de cerrar 18F fue, según los informes, tomada por la nueva dirección de la GSA, bajo el liderazgo de Thomas Shedd, un exingeniero de software de Tesla y aliado cercano de Musk. Según Shedd, los despidos se justificaron por los altos costos de los empleados de 18F y la necesidad de contratar consultores externos más baratos.
Sin embargo, ex empleados y observadores del sector argumentan que esta explicación oculta motivos más profundos. Muchos ven la decisión de eliminar 18F como una maniobra política para complacer a Musk y sus aliados de derecha, quienes han criticado al grupo por su enfoque progresista en temas de diversidad y equidad.
Además, la alegación de que 18F no estaba generando los ahorros esperados ignora que el grupo había ayudado a otras agencias a evitar costosos contratos con proveedores privados, lo que a largo plazo resultaba en ahorros para el gobierno.
El impacto en la eficiencia gubernamental
La eliminación de 18F también resalta una contradicción en la narrativa de Musk sobre la eficiencia gubernamental. Si bien Musk ha defendido la idea de un gobierno más ágil y eficiente, la eliminación de un grupo que justamente trabajaba para modernizar y hacer más eficiente la maquinaria del gobierno federal parece ir en contra de ese principio.
Ex empleados de 18F, como Lindsay Young, exdirectora ejecutiva de la oficina, han señalado que la verdadera razón de la eliminación de la oficina radica en la ideología y no en la falta de eficiencia.
“El único motivo por el que 18F fue eliminada antes que otras oficinas fue para hacer feliz a Elon Musk”, dijo un empleado anónimo de la GSA. Este testimonio refleja el sentimiento de muchos dentro del gobierno federal que temen que decisiones como esta puedan sentar un precedente peligroso, donde las agencias gubernamentales sean desmanteladas no por su falta de efectividad, sino por su alineación con una visión ideológica específica.
Un futuro incierto para la eficiencia gubernamental
La polémica sobre la eliminación de 18F también plantea preguntas sobre el futuro de la eficiencia en el gobierno estadounidense. Si bien Musk y otros han promovido la idea de un gobierno más eficiente, el cierre de una oficina que tenía como misión mejorar los servicios gubernamentales y reducir el gasto público podría tener consecuencias duraderas para la modernización del sector público.
El caso de 18F es solo un ejemplo de cómo las dinámicas políticas y la desinformación pueden influir en las decisiones dentro del gobierno federal. A medida que el país se adentra en una era de mayor polarización ideológica, la eficiencia gubernamental podría quedar en segundo plano, mientras se da paso a luchas ideológicas que redefinen el futuro de las agencias gubernamentales y sus funciones.
El cierre de 18F no solo es un golpe para la eficiencia gubernamental, sino también un reflejo del poder creciente de las redes sociales y los influencers políticos para moldear el destino de las instituciones públicas, lo que podría tener repercusiones más amplias para la democracia y la gobernabilidad en Estados Unidos.
Crédito fotográfico: CBS News