
THE LATIN VOX (16 de marzo del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
En un movimiento poco habitual en la diplomacia internacional, Estados Unidos ha declarado persona non grata al embajador de Sudáfrica en Washington, Ebrahim Rasool. La decisión, anunciada por el secretario de Estado Marco Rubio, ha intensificado las tensiones entre ambas naciones en un contexto de disputas políticas y raciales.
Rubio comunicó la medida a través de su cuenta en X, donde afirmó que Rasool «ya no es bienvenido en nuestro gran país». El diplomático sudafricano, ex activista antiapartheid y político del Congreso Nacional Africano (CNA), ha sido acusado por Rubio de ser un «político que incita al conflicto racial y odia a América y a Donald Trump».
Aunque el Departamento de Estado no ha proporcionado detalles adicionales sobre la expulsión, Rubio vinculó su decisión con un seminario reciente en el que Rasool analizó las políticas del presidente estadounidense en el contexto de una América cada vez más diversa.
El embajador sudafricano había criticado en su discurso la influencia de figuras como Elon Musk en la extrema derecha europea y las políticas del movimiento MAGA (Make America Great Again), señalando que la retórica supremacista en EE.UU. responde a un cambio demográfico inminente.
La administración de Trump, en particular, ha sido objeto de críticas por parte de Rasool debido a sus medidas contra la diversidad y equidad, así como sus posturas restrictivas sobre inmigración.
Sudáfrica ha reaccionado con «profunda preocupación» ante la expulsión de su representante diplomático, calificándola de «lamentable» y haciendo un llamado a mantener la «decorosa diplomacia» entre ambas naciones.
Este episodio marca un nuevo capítulo en la relación deteriorada entre Washington y Pretoria, especialmente después de que Trump congelara la ayuda económica a Sudáfrica en respuesta a una polémica ley de tierras que, según él, facilita la expropiación de propiedades a agricultores blancos.
En los últimos meses, el mandatario también ha ofrecido «un camino rápido a la ciudadanía» para los agricultores sudafricanos que deseen emigrar a EE.UU., lo que ha sido visto por algunos analistas como una maniobra política para consolidar su apoyo entre sectores conservadores estadounidenses. La postura de Trump ha sido respaldada por Musk, quien ha acusado al gobierno sudafricano de promover «leyes de propiedad abiertamente racistas».
El trasfondo de esta controversia radica en las persistentes desigualdades que aún afectan a Sudáfrica, donde, a pesar del fin del apartheid hace más de tres décadas, la riqueza y la propiedad de la tierra siguen estando en gran medida en manos de la minoría blanca.
Mientras algunos sectores de la población blanca denuncian discriminación y critican las políticas de acción afirmativa, otros señalan que las medidas del gobierno buscan corregir siglos de injusticias históricas.
La expulsión de Rasool se suma a una serie de incidentes que han puesto a prueba la relación entre EE.UU. y Sudáfrica en la era Trump. Mientras algunos observadores consideran que la decisión de Rubio podría ser un intento de reafirmar la posición dura del gobierno estadounidense en asuntos de política exterior, otros advierten que podría tener repercusiones negativas en el ámbito diplomático y comercial entre ambos países.
Con Rasool obligado a abandonar Washington antes del 21 de marzo, el futuro de las relaciones entre EE.UU. y Sudáfrica permanece incierto.
Lo que es claro es que la diplomacia entre ambas naciones ha entrado en una fase de alta tensión, con posibles consecuencias para sus lazos políticos y económicos en el futuro cercano.
Crédito fotográfico: AP/ Newsweek