EE.UU: Grupo Pro-Israel afirma tener una “lista de deportación” y ha enviado “miles” de nombres a funcionarios de Trump

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THE LATIN VOX (15 de marzo del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.

En una escalada preocupante de la política inmigratoria de la administración Trump, el grupo de extrema derecha Betar US, uno de los grupos pro-Israel más activos, ha afirmado haber entregado miles de nombres a los funcionarios del gobierno estadounidense para la deportación de estudiantes internacionales involucrados en protestas pro-palestinas en universidades de todo el país.

Este desarrollo llega tras la detención de Mahmoud Khalil, un activista palestino y residente permanente de EE. UU., que fue arrestado en la última semana bajo acusaciones que incluyen apoyo a Hamas.

La organización Betar, conocida por sus posiciones extremas y sus vínculos con movimientos de derecha, ha sido descrita por la Liga Antidifamación (ADL) como un grupo extremista. A pesar de esto, ha jugado un papel clave en la cooperación con la administración Trump para identificar y deportar a aquellos involucrados en protestas a favor de Palestina.

Según declaraciones recientes de Betar, la lista de personas a deportar incluye tanto a estudiantes como a miembros del personal docente, todos ellos, según el grupo, involucrados en protestas que «tiranizan a América».

Betar, que se ha jactado de estar trabajando en este esfuerzo desde el otoño pasado, asegura que la lista de deportación se alimenta de pistas proporcionadas por estudiantes, profesores y personal de las universidades, así como de investigaciones en redes sociales.

Además, el grupo alega tener documentación como grabaciones y publicaciones en redes sociales que respaldan sus acciones.

En un post publicado en la red social X, Betar advirtió que la deportación no solo afectará a los inmigrantes, sino que podría incluir a ciudadanos naturalizados en el futuro cercano.

La detención de Khalil, quien había estado involucrado en la organización de protestas en la Universidad de Columbia, ha sido vista por muchos como parte de una estrategia más amplia impulsada por Trump para erradicar lo que considera antisemitismo en los campus universitarios.

Esta estrategia también ha incluido un decreto ejecutivo que promete cancelar las visas de estudiantes identificados como “simpatizantes de Hamas” y deportarlos si participaron en «protestas pro-yihadistas».

El arresto de Khalil ha generado una ola de protestas en defensa de la libertad de expresión, con muchos activistas y defensores de los derechos civiles acusando a la administración Trump de utilizar la deportación como herramienta de represión política.

Khalil, que fue arrestado en Louisiana después de su detención en Nueva York, ha sido descrito como un «operativo» que busca promover la «destrucción de la civilización occidental», una acusación que muchos consideran exagerada y carente de fundamento.

El debate sobre la detención y posible deportación de Khalil ha dividido a la comunidad judía en Estados Unidos. Mientras que algunos grupos pro-Israel y la ADL han apoyado las acciones del gobierno como una respuesta a lo que consideran un creciente antisemitismo en los campus, muchos otros, incluyendo organizaciones judías progresistas, han denunciado las medidas como una grave violación de los derechos fundamentales de libre expresión.

El caso de Khalil también ha atraído la atención de otras figuras políticas en EE. UU., incluidos algunos senadores republicanos como Ted Cruz, quienes, según informes, se habrían reunido con miembros de Betar para discutir sus esfuerzos.

Esta política de deportación no solo afecta a los estudiantes internacionales, sino que podría tener repercusiones mucho más amplias sobre la libertad académica y el derecho a la protesta en las universidades estadounidenses.

La situación ha resaltado una clara división dentro de la sociedad estadounidense, no solo en torno al trato de los activistas pro-palestinos, sino también sobre la interpretación de los valores democráticos y las libertades fundamentales en el contexto de la política de inmigración de la administración Trump.

Los críticos de estas medidas sostienen que si las universidades ceden ante tales presiones, se estaría eliminando uno de los espacios más importantes para el pensamiento libre y el debate en la democracia estadounidense.

En un momento de gran polarización política, la «lista de deportación» de Betar subraya el creciente uso de medidas de control migratorio como un medio para sofocar las protestas políticas, lo que deja en el aire una pregunta crucial: ¿hasta dónde está dispuesto a llegar el gobierno de EE. UU. para frenar las protestas en los campus universitarios?

Crédito fotográfico: Bloomberg/Getty Images


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