EE.UU: Guerra pública entre Musk y Trump amenaza la relación entre el gobierno y las grandes empresas tecnológicas

To shared

THE LATIN VOX (1 de julio del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.

En un inesperado giro de los acontecimientos políticos y empresariales en Estados Unidos, la relación entre el presidente Donald Trump y el magnate tecnológico Elon Musk se ha vuelto tensa y conflictiva, marcando un nuevo capítulo en la interdependencia entre el gobierno estadounidense y las compañías de Musk.

La reciente aprobación en el Senado del controvertido proyecto de ley presupuestaria promovido por Trump —que se prevé aumentará el déficit federal en billones de dólares— ha sido el detonante de esta nueva disputa.

Musk, quien llegó a formar parte de la administración Trump en enero para liderar el Departamento de Eficiencia Gubernamental, una iniciativa destinada a recortar costos públicos, calificó la medida como «el mayor aumento de deuda en la historia».

El proyecto de ley, que incluye recortes en impuestos y en programas como Medicaid, además de medidas migratorias agresivas, según estimaciones de la Oficina de Presupuesto del Congreso, podría sumar hasta 3.3 billones de dólares al déficit en los próximos nueve años. Para Musk, este aumento del gasto público anula el trabajo de austeridad que intentó implementar durante su paso por el gobierno.

La disputa no es solo ideológica. Trump ha amenazado con retirar los contratos y subsidios gubernamentales que Musk y sus empresas reciben, que suman al menos 38 mil millones de dólares, según un análisis del Washington Post.

Entre las empresas de Musk, destaca SpaceX, que actualmente posee cerca de 22 mil millones en contratos con agencias como la NASA y el Departamento de Defensa, y cuyos satélites Starlink han sido fundamentales para operaciones militares y la conectividad en zonas rurales.

Sin embargo, no todas las compañías de Musk están blindadas frente a regulaciones y recortes. Tesla, su emblemática empresa de vehículos eléctricos, depende en buena medida de créditos regulatorios y subsidios que el nuevo proyecto de ley podría eliminar rápidamente.

La posible supresión de un crédito fiscal de 7,500 dólares para consumidores de autos eléctricos representa un golpe directo para la empresa, justo cuando Tesla está en plena expansión hacia servicios como los taxis autónomos, que requieren además la aprobación regulatoria.

Neuralink, la empresa de interfaces cerebrales, también enfrenta escrutinio regulatorio por parte de la FDA, poniendo en riesgo parte de sus desarrollos.

Analistas como Daniel Ives, de Wedbush Securities, señalan que la tensión entre Trump y Musk es, en gran medida, política. “Los inversores preferirían que Musk se mantuviera fuera de la política, pero él sigue involucrándose, lo que genera frustración”, explica Ives.

De hecho, Musk ha amenazado en las últimas semanas con fundar un nuevo partido político estadounidense, el “America Party”, como alternativa a los actuales partidos Demócrata y Republicano, a los que califica como un “unipartido”.

El enfrentamiento ha tenido repercusiones inmediatas: el valor de las acciones de Tesla cayó tras los últimos mensajes cruzados entre Musk y Trump, mientras los mercados esperan con incertidumbre los resultados del segundo trimestre.

Dentro de la Casa Blanca, esta disputa se interpreta como un reflejo de las preocupaciones sobre cómo el presupuesto afectará a las compañías de Musk, esenciales para la infraestructura tecnológica y de defensa del país, pero que también han dependido históricamente del apoyo estatal para consolidar su dominio global.

La “guerra fría” entre Musk y Trump no solo representa un choque de egos y visiones políticas, sino que pone sobre la mesa la compleja relación entre el poder público y las élites tecnológicas, una dinámica que seguirá siendo determinante para el futuro económico y geopolítico de Estados Unidos y del mundo.

Crédito fotográfico: Getty Images


To shared