
THE LATIN VOX (18 de enero del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
La explosión de un cohete Starship de SpaceX durante una prueba de vuelo el pasado jueves ha desatado una serie de investigaciones tanto por parte de las autoridades de Estados Unidos como de las Islas Turcas y Caicos.
El incidente, ocurrido sobre el Caribe septentrional, no solo dejó escombros de alta temperatura iluminando el cielo, sino que también obligó a desviar varias rutas aéreas y generó una preocupación generalizada entre los residentes de las islas.
El lanzamiento, realizado desde Boca Chica, Texas, fue parte de la séptima prueba de vuelo del Starship, una versión mejorada del cohete de SpaceX. Sin embargo, a los pocos minutos de despegar, el cohete sufrió una explosión a unos 40 kilómetros de altura, sobrevolando las Bahamas, lo que resultó en la dispersión de escombros ardientes que atravesaron el cielo de las Islas Turcas y Caicos.
Los fragmentos, iluminados por un resplandor naranja, crearon un espectáculo aterrador para los habitantes de las islas, que reportaron temblores en el suelo y el impacto de piezas quemadas.
“Mi espejo y las paredes temblaban”, comentó Veuleiri Artiles, residente de South Caicos, quien estaba trabajando cuando cayeron los escombros. “Era como cuando estás en un avión… mis oídos zumbaban.” Ibalor Calucin, habitante de Providenciales, también describió el fenómeno como “un terremoto” y agregó que la reacción de las personas fue inmediata: «Todos los habitantes del edificio corrimos hacia el estacionamiento”.
Según el informe de la Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés), no se han reportado heridas entre el público. Sin embargo, la agencia trabaja junto con SpaceX y las autoridades pertinentes para confirmar si hubo daños a propiedades en las Islas Turcas y Caicos.
Este incidente ha desencadenado una investigación conjunta entre las autoridades estadounidenses y las autoridades locales, encabezada por Fitz Bailey, comisionado de la Policía Real de las Islas Turcas y Caicos.
El estruendo que se escuchó en las islas fue el resultado de los escombros, que rompieron la barrera del sonido al descender rápidamente hacia la atmósfera. Según los datos obtenidos de sensores sísmicos, el movimiento en el suelo alcanzó los 10 mm por segundo, lo que es comparable a un pequeño terremoto. Benjamin Fernando, investigador de sismología en la Universidad Johns Hopkins, explicó que «ese nivel de movimiento es considerable, especialmente en una zona no sísmica como esta».
El cohete Starship, que llevaba varias características nuevas a bordo, incluyendo un lote de satélites simulados destinados a ser desplegados en el espacio, perdió comunicación poco después de separarse del refuerzo Super Heavy.
SpaceX más tarde confirmó la «desintegración no programada» del cohete, atribuida a un incendio que se desarrolló en la sección trasera, según los datos iniciales obtenidos de la misión.
El cohete Starship tenía como objetivo alcanzar una trayectoria suborbital alrededor de la Tierra para posteriormente realizar un aterrizaje propulsado en el océano Índico. Sin embargo, el fracaso de la misión ha levantado preguntas sobre la seguridad y los protocolos involucrados en el lanzamiento de cohetes de tal magnitud.
Este incidente subraya la creciente preocupación por la seguridad en las pruebas espaciales privadas, especialmente cuando estas actividades afectan a áreas habitadas. Mientras SpaceX continúa con su esfuerzo por perfeccionar su tecnología de cohetes, las autoridades se enfrentan a un doble reto: garantizar que tales incidentes no vuelvan a ocurrir y que las consecuencias de las fallas tecnológicas sean manejadas con transparencia y responsabilidad.
Crédito fotográfico: Reuters/ Joe Skipper