THE LATIN VOX (12 de enero del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz
Jack Smith, el fiscal especial del Departamento de Justicia de Estados Unidos encargado de supervisar dos investigaciones criminales contra el expresidente Donald Trump, renunció el viernes a su puesto. La noticia de su dimisión se produjo horas después de que el departamento solicitara a un tribunal de apelaciones que actúe rápidamente para revertir la orden de una jueza que bloqueaba la publicación de su informe de investigación sobre los intentos de Trump para revertir las elecciones presidenciales de 2020.
Smith, quien fue nombrado para investigar los esfuerzos de Trump por deshacer el resultado electoral y su manejo de documentos clasificados tras dejar la Casa Blanca, dejó su cargo en un momento crítico. El informe sobre las maniobras de Trump para anular los comicios de 2020 había sido esperado con gran anticipación, pero su publicación se encontraba bloqueada por una orden emitida por la jueza Aileen Cannon, quien fue nombrada por Trump y que había declarado inconstitucional la designación de Smith como fiscal especial.
A pesar de la oposición de la jueza, el Departamento de Justicia argumentó que Cannon había excedido su autoridad y que sólo el fiscal general Merrick Garland tiene el poder para decidir sobre la divulgación de los informes elaborados por los fiscales bajo su mando.
En una presentación ante la corte el sábado, se reveló que Smith había presentado su renuncia el 10 de enero. En su carta a la jueza, Smith indicó que “el Fiscal Especial completó su trabajo y presentó su informe confidencial final el 7 de enero de 2025”.
Con ello, su salida del Departamento de Justicia coincidió con el cierre de un capítulo significativo en las investigaciones relacionadas con Trump, cuyo regreso al poder como 47.º presidente de EE. UU. el 20 de enero ha generado un sinfín de especulaciones sobre el futuro de estas investigaciones.
Una de las investigaciones más seguidas se refiere al manejo de documentos clasificados por parte de Trump después de dejar la Casa Blanca, lo que llevó a acusaciones federales contra él y sus colaboradores.
Sin embargo, la publicación de este informe también está en suspenso mientras se resuelven los casos criminales de dos de los coacusados de Trump: su asistente personal, Walt Nauta, y el administrador de su propiedad Mar-a-Lago, Carlos De Oliveira.
Con la inminente toma de posesión de Trump el 20 de enero, la posibilidad de que los informes de Smith sean divulgados por la administración Biden antes de su salida se vuelve cada vez más incierta. En caso de no ser liberados, se considera poco probable que el fiscal general propuesto por Trump, Pam Bondi, decida publicar los documentos.
La renuncia de Smith marca un hito en las investigaciones sobre el expresidente y destaca la compleja relación entre los tres poderes del gobierno de EE. UU., especialmente cuando se trata de figuras políticas tan influyentes como Trump. A medida que se acerca la transición de poder, las tensiones sobre el manejo de estas investigaciones continúan siendo un tema candente.
El Departamento de Justicia, a través de su apelación ante el tribunal, sostiene que la decisión de Cannon debe ser anulada, argumentando que es “manifiestamente errónea” y subrayando que solo Garland tiene la autoridad para tomar decisiones sobre la divulgación de los hallazgos de las investigaciones. Por ahora, la incertidumbre sobre el futuro de los informes de Smith persiste, dejando a la nación a la espera de qué ocurrirá bajo la nueva administración que asumirá el liderazgo en los próximos días.
La dimisión de Smith, aunque anticipada, subraya el fin de una era de investigaciones cruciales y de alto perfil que podrían definir el futuro político de Donald Trump y la relación de EE. UU. con su sistema de justicia.
Crédito fotográfico: Photo: AFP / SAUL LOEB