
THE LATIN VOX (14 de febrero del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz
La diplomacia internacional se encuentra en una encrucijada crítica, mientras el vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance, se prepara para encontrarse con líderes europeos, incluidos el presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy, en una conferencia de seguridad en Múnich.
El encuentro ocurre en medio de una creciente tensión y desacuerdo sobre el futuro de Ucrania y la forma en que las potencias mundiales, en especial Estados Unidos y Europa, deben abordar el conflicto con Rusia.
El tiempo exacto de la reunión entre Zelenskyy y los funcionarios estadounidenses, inicialmente prevista para la mañana del viernes, aún no estaba claro debido a un fallo mecánico en el avión del secretario de Estado de EE. UU., Marco Rubio, que alteró su vuelo desde Washington.
La situación pone de relieve la incertidumbre en torno a la política estadounidense, en un momento en que figuras clave de la administración Trump han lanzado una serie de posiciones contradictorias sobre cómo y cuándo deberían llevarse a cabo las negociaciones con Rusia sobre el futuro de Ucrania.
En una entrevista con el Wall Street Journal, Vance intentó calmar las críticas que surgieron tras una llamada telefónica entre Donald Trump y Vladimir Putin el miércoles pasado. Durante esa conversación, Trump hizo concesiones unilaterales que muchos interpretaron como prematuras.
Vance, sin embargo, insistió en que Estados Unidos seguiría dispuesto a imponer sanciones a Rusia si Moscú no aceptaba un acuerdo satisfactorio. Además, destacó que la opción de enviar tropas estadounidenses a Ucrania aún estaba «sobre la mesa», si es que Rusia no negociaba de buena fe. «Tenemos herramientas económicas de presión y, por supuesto, herramientas militares de presión», agregó Vance.
Aunque antes de ser nominado como vicepresidente Vance había declarado no estar particularmente interesado en el futuro de Ucrania, su retórica actual ha cambiado, dejando claro que la soberanía de Ucrania sigue siendo una preocupación clave para Estados Unidos.
Por su parte, Rubio subrayó que EE. UU. tiene un interés en garantizar la independencia a largo plazo de Ucrania, insinuando que el país podría recibir algún tipo de garantía de seguridad, aunque los detalles siguen siendo vagos.
A pesar de las declaraciones de Vance y Rubio, el enfoque estadounidense ha desconcertado a los líderes europeos, que ven en cualquier acuerdo sobre Ucrania una cuestión de seguridad regional. El presidente francés, Emmanuel Macron, se unió a la creciente demanda de una aproximación más coordinada y cuidadosa entre Estados Unidos y Europa. «Una paz que sea una capitulación es una mala noticia para todos», advirtió Macron, subrayando que Europa jugaría un «papel importante» en las discusiones de seguridad regional.
La respuesta más enérgica provino de Kaja Kallas, la nueva alta representante de política exterior de la UE y ex presidenta de Estonia. «¿Por qué les estamos dando todo lo que quieren a los rusos antes de que hayan comenzado siquiera las negociaciones? Es una política de apaciguamiento. Nunca ha funcionado», afirmó Kallas. Agregó que la membresía de Ucrania en la OTAN era la «garantía de seguridad más fuerte y económica» que podría ofrecerse.
Kallas también señaló que si Ucrania se excluía de las conversaciones, la guerra continuaría con el apoyo europeo. «Si se llega a un acuerdo a nuestras espaldas, simplemente no funcionará», dijo Kallas, enfatizando que los ucranianos seguirían resistiendo y que Europa los apoyaría.
A pesar de la creciente frustración de los líderes europeos, Pete Hegseth, secretario de Defensa de EE. UU., trató de restar importancia a las preocupaciones sobre la falta de consultas con los aliados europeos.
«Podemos hablar todo lo que queramos sobre valores. Los valores son importantes. Pero no puedes disparar valores. No puedes disparar banderas ni discursos fuertes. No hay sustituto para el poder duro», declaró Hegseth, quien estaba a punto de reunirse con su homólogo polaco en Varsovia.
La situación en Múnich refleja la tensión subyacente sobre el papel de Estados Unidos en la resolución del conflicto, mientras los líderes europeos insisten en la necesidad de una solución coordinada y equilibrada. La incertidumbre persiste sobre cómo se abordarán las negociaciones, pero una cosa es clara: cualquier acuerdo sobre Ucrania tendrá profundas implicaciones para la seguridad de Europa y el futuro de las relaciones internacionales.
Crédito fotográfico: Reuters