
THE LATIN VOX (28 de marzo del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
Un juez federal de Estados Unidos emitió el jueves una orden de restricción temporal para asegurar que se conserven todos los mensajes intercambiados en el chat de Signal, que se convirtió en el centro de una controversia pública tras la filtración de detalles sobre una operación militar en Yemen.
Este chat, en el que altos funcionarios del gobierno de Donald Trump discutieron una operación de ataque a rebeldes hutíes en Yemen, fue originalmente realizado en la aplicación comercial Signal, y ocurrió de manera inadvertida junto a un periodista que fue incluido por error en la conversación.
El juez James Boasberg, presidente del Tribunal de Distrito de Washington, ordenó que el secretario de Defensa, Pete Hegseth, el secretario de Estado, Marco Rubio, el secretario del Tesoro, Scott Bessent, el director de la CIA, John Ratcliffe, y la directora de Inteligencia Nacional, Tulsi Gabbard, conserven todos los mensajes enviados entre el 11 y el 15 de marzo.
La medida se toma para garantizar que no se pierdan mensajes, ya que el chat de Signal tiene la función de eliminar automáticamente los mensajes después de un cierto período de tiempo.
La orden de Boasberg no implica que el gobierno haya cometido un error, sino que se trata de una medida preventiva para asegurar que la información no se pierda.
La revelación de que altos funcionarios de la administración Trump habían utilizado Signal para deliberar sobre una operación militar causó consternación en el ámbito de la seguridad nacional y generó preocupaciones sobre la pérdida de comunicaciones clave, un hecho que fue ampliamente criticado por grupos defensores de la libertad de información.
El escándalo salió a la luz después de que el asesor de seguridad nacional, Mike Waltz, añadiera por accidente a Jeffrey Goldberg, el editor en jefe de la revista The Atlantic, a este grupo de mensajes.
En estos mensajes, Hegseth proporcionó detalles sobre la operación militar contra los rebeldes hutíes en Yemen, que ya estaba en marcha. Entre los detalles revelados, se encontraban los horarios de lanzamiento de los aviones F-18, el momento en que se esperaba que cayeran las primeras bombas y la hora en que se lanzarían los misiles Tomahawk desde la marina.
Waltz también compartió una actualización en tiempo real, en la que describía que el objetivo principal, un experto en misiles hutíes, había sido identificado con precisión entrando en un edificio junto a su novia, el cual luego colapsó, lo que revelaba capacidades y activos de inteligencia estadounidense en la región.
El Wall Street Journal informó que la información proporcionada por Waltz fue suministrada por una fuente humana que trabajaba para la inteligencia israelí. Según fuentes israelíes, hubo quejas privadas por parte de funcionarios israelíes hacia sus contrapartes estadounidenses, ya que los mensajes de Waltz se habían hecho públicos.
La denuncia que llevó a la orden de restricción fue presentada por el grupo sin fines de lucro American Oversight, que acusó a los funcionarios involucrados de no cumplir con la Ley de Registros Federales, que obliga a conservar las comunicaciones oficiales del gobierno.
El juez Boasberg decidirá en el futuro si la función de eliminación automática de mensajes de Signal viola las leyes de retención de registros federales. American Oversight argumentó que la discusión en el chat de Signal debería haberse conservado, ya que constituyó una deliberación de políticas gubernamentales.
En una audiencia en la corte federal de Washington, la administración de Trump afirmó que las agencias lideradas por los funcionarios en el chat de Signal ya estaban tomando medidas para conservar los mensajes que cada uno de ellos tenía en sus dispositivos.
Sin embargo, no se sabía de inmediato qué registros habían sido retenidos por cada agencia. Los abogados del Departamento de Justicia informaron que uno de los participantes, Scott Bessent, había entregado ya una copia de los mensajes que tenía en su teléfono, mientras que el Departamento de Defensa solicitó una copia completa del chat desde el teléfono de Hegseth.
Por otro lado, la Casa Blanca instruyó esta semana a la llamada «oficina de eficiencia gubernamental» a preservar todas las comunicaciones enviadas a través de la aplicación Signal en el marco de una nueva «política de retención de registros». Esta política, aunque parte de un caso no relacionado, parece ser una respuesta directa a las repercusiones generadas por la filtración del chat sobre la operación en Yemen.
Este incidente pone en evidencia la creciente preocupación por la seguridad de las comunicaciones oficiales del gobierno de EE. UU. y la gestión de la información clasificada. Mientras tanto, la disputa legal sobre la conservación de los registros sigue en pie, con la administración enfrentando un escrutinio más profundo sobre cómo maneja la información sensible en el ámbito digital.
Crédito fotográfico: Shawn Thew/EPA