EE.UU: Karoline Leavitt … la nueva cara de la lealtad Trumpista

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THE LATIN VOX (29 de enero del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz

El debut de Karoline Leavitt como secretaria de prensa de la Casa Blanca no pasó desapercibido. La sala de prensa estaba llena hasta el límite, con periodistas de los medios más importantes luchando por un lugar en primera fila.

El ambiente era de tensión palpable, similar al caos en un avión que espera despegar, con los grandes nombres de la televisión intentando abrirse paso entre los reporteros, en un mar de cuerpos amontonados. Todo esto marcó el inicio de una nueva era de comunicación bajo la administración Trump, esta vez con una cara joven, audaz y completamente leal.

Leavitt, a sus 27 años, rompió un récord al convertirse en la persona más joven en ocupar el puesto de secretaria de prensa en la historia de la Casa Blanca, superando a Ronald Ziegler, quien tenía 29 cuando trabajó bajo la presidencia de Richard Nixon.

Aunque su edad es notable, lo que realmente destacó en su primera rueda de prensa fue su capacidad para navegar la tormentosa relación entre el gobierno de Trump y los medios de comunicación, algo que su predecesor Sean Spicer no logró hacer con tanto éxito.

Desde su primera intervención, Leavitt demostró que no solo está preparada para defender a su jefe, sino que lo hará con una determinación que rozó la agresividad. Con un estilo fluido y sin tropiezos verbales, hizo una defensa férrea de las políticas de Trump: desde la congelación de fondos federales hasta las estrictas medidas contra la inmigración.

Para ella, Trump no solo es el presidente más transparente de la historia de EE. UU., sino también el más trabajador y el mejor negociador. Según su visión, Trump no solo está marcando el comienzo de una «nueva edad dorada», sino que sus políticas son “extremadamente populares”.

Este tipo de defensa es un claro reflejo de una versión más afinada de la administración Trump. Leavitt no es una portavoz cualquiera; es el ejemplo perfecto del «Trump 2.0»: más eficiente, más inteligente, menos caótica y mucho más disciplinada.

A diferencia de Spicer, quien comenzó con la falsa afirmación de que Trump tuvo más asistentes en su toma de posesión que Barack Obama, Leavitt es más precisa, calculadora y menos propensa a errores flagrantes. Ella no se anda con rodeos, sino que apunta directamente a su objetivo, incluso cuando se enfrenta a preguntas incómodas.

Uno de los momentos más reveladores de su rueda de prensa fue cuando defendió la inclusión de “nuevas voces mediáticas” en la sala de prensa. Leavitt, con un gráfico en mano, mostró que los jóvenes estadounidenses están perdiendo confianza en los medios tradicionales y prefieren plataformas como blogs, podcasts y redes sociales.

En un giro inesperado, los primeros turnos para preguntar serían para estos «nuevos medios», una medida que, aunque inclusiva, también generó controversia debido a la inclusión de figuras como Mike Allen de Axios y Matt Boyle de Breitbart, un sitio web conocido por su asociación con el alt-right y sus posturas controvertidas.

Las preguntas sobre la lealtad de Leavitt a los hechos frente a su lealtad al presidente fueron inevitables, especialmente dado el historial de Trump de negar su derrota en las elecciones de 2020. Leavitt, sin embargo, mantuvo su postura de defender a Trump por encima de todo, y rápidamente giró la conversación hacia las «mentiras» que, según ella, los medios tradicionales han propagado sobre el presidente. «No aceptaremos eso», aseguró, lo que deja claro que la línea entre hechos y lealtad no es siempre clara en su mundo.

A lo largo de la rueda de prensa, Leavitt mantuvo una postura firme y segura, especialmente cuando respondió a preguntas relacionadas con temas como el Mes de la Historia Afroamericana, evitando dar respuestas comprometedoras y asegurando que «todos los estadounidenses, independientemente de su raza, religión o credo, han contribuido a la grandeza de este país».

Un mensaje claro de unidad, aunque con un enfoque que algunos interpretaron como una falta de reconocimiento de las luchas raciales específicas en Estados Unidos.

Si bien la rueda de prensa de Leavitt no tocó temas espinosos como los perdones presidenciales relacionados con el asalto al Capitolio del 6 de enero o el cambio climático, quedó claro que para ella, al igual que para Trump, la lealtad y la capacidad de controlar la narrativa son los aspectos más importantes.

De hecho, su capacidad para manejar la sala de prensa de la Casa Blanca con tal firmeza y sin titubeos recuerda más a la manera en que figuras autoritarias como Kim Jong-un controlan la comunicación en sus países: con una mezcla de precisión, dureza y una firme negación de cualquier crítica.

En resumen, Karoline Leavitt se presenta como la versión más pulida y sofisticada del mensaje trumpista. Una portavoz que no solo defiende a su jefe, sino que lo eleva a un estatus casi inquebrantable, a la vez que desafía a los medios y asegura que su gobierno está en el camino correcto.

Si las primeras impresiones cuentan, parece que Leavitt está lista para seguir la senda de su jefe, aplicando su propia versión de lealtad absoluta y control de la narrativa, con un toque de modernidad mediática que la hace aún más formidable.

Crédito fotográfico: USA Today


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