EE.UU: La purga de programas de USAid y su impacto en la ayuda internacional

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THE LATIN VOX (10 de marzo del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.

La administración de Donald Trump ha dado un giro radical a la política de ayuda internacional de los Estados Unidos con una decisión que marca un antes y un después en la historia de la asistencia exterior.

Según Marco Rubio, secretario de Estado, un impactante 83% de los programas de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAid) han sido eliminados en una purga que ha durado seis semanas, modificando profundamente el enfoque hacia la ayuda extranjera.

Un recorte histórico

El proceso de eliminación de programas fue llevado a cabo de forma sorprendentemente rápida. En cuestión de días, las organizaciones de ayuda y los socios de USAid recibieron miles de notificaciones de terminación de contratos.

Este recorte masivo, en gran parte impulsado por la administración Trump, ha dejado a muchos preguntándose si realmente hubo una revisión exhaustiva de cada programa o si, en cambio, se trató de una decisión unilateral que afecta a proyectos vitales.

En medio de este cambio drástico, se ha afirmado que incluso algunos programas de emergencia, destinados a salvar vidas como el apoyo nutricional para niños desnutridos y la provisión de agua potable para campamentos de refugiados en Sudán, han sido cancelados. Estos esfuerzos humanitarios, que se consideraban esenciales, ahora están en la cuerda floja, a pesar de las promesas previas de que serían preservados.

Un nuevo enfoque: El nacionalismo de la ayuda

Los republicanos han dejado claro que desean redirigir la ayuda exterior hacia una visión más estrecha de los intereses nacionales de Estados Unidos. La administración Trump sostiene que muchos de los programas de ayuda externa no contribuyen a la seguridad nacional ni a los intereses de los estadounidenses.

A través de este recorte, se busca promover una ayuda que beneficie directamente a los intereses estratégicos de Estados Unidos, centrando los recursos en objetivos más concretos y limitados.

El secretario de Estado Marco Rubio, en un mensaje en la red social X, afirmó que los programas restantes se gestionarán de manera más efectiva bajo el Departamento de Estado. Esta reestructuración marca un drástico alejamiento de décadas de políticas que consideraban que la ayuda humanitaria y al desarrollo en el extranjero contribuía a la estabilidad de regiones clave, fortalecía alianzas internacionales y fomentaba la buena voluntad hacia los Estados Unidos.

La destrucción de una infraestructura humanitaria

Los efectos de esta drástica reorganización han sido devastadores. Contratistas y personal de USAid que estaban a cargo de proyectos desde el control de epidemias hasta la prevención de hambrunas y el fomento de la democracia, se han visto obligados a cesar su trabajo de forma abrupta. Esto ha resultado en miles de despidos en Estados Unidos y en el extranjero, afectando tanto a los empleados de USAid como a los de las organizaciones asociadas.

Este colapso ha dejado a muchas organizaciones sin los fondos que habían sido comprometidos para llevar a cabo proyectos clave. Los juicios en curso indican que esta abrupta suspensión ha causado una deuda de miles de millones de dólares a los grupos de ayuda y las empresas que tenían contratos con la agencia, lo que ha perjudicado a la economía de muchos países que dependían de la ayuda estadounidense.

La respuesta a las críticas: Legitimidad y legalidad

En medio de esta turbulencia, los legisladores demócratas y otros actores políticos han desafiado la legalidad de esta acción, argumentando que el cierre de programas financiados por el Congreso no puede llevarse a cabo sin su aprobación.

La administración Trump, sin embargo, ha justificado la medida señalando que muchos de estos programas no cumplían con los intereses estratégicos de Estados Unidos y que la revisión de estos esfuerzos era necesaria para evitar el despilfarro.

Rubio, en su publicación, mencionó que, tras la revisión, solo el 18% de los programas de USAid sobrevivirían, y se administrarían de forma más eficiente bajo el Departamento de Estado. Esta medida, según la administración, pretende asegurar que los fondos de la ayuda externa sean usados solo para proyectos que realmente sirvan a los intereses nacionales de Estados Unidos.

Un cambio de paradigma: ¿Qué viene después?

La eliminación de más de 5,000 programas de USAid no solo significa un recorte financiero masivo, sino también un cambio de paradigma en la política exterior de Estados Unidos.

La idea de que la ayuda humanitaria y al desarrollo beneficia a la seguridad nacional y a las relaciones internacionales parece haber sido reemplazada por un enfoque más utilitario, donde los recursos se destinan solo a aquellos proyectos que se consideran de interés directo para Estados Unidos.

Este cambio, promovido por los aliados políticos de Trump, como Pete Marocco y figuras cercanas a Elon Musk, ha dejado un vacío importante en la infraestructura de ayuda global. A medida que las organizaciones internacionales enfrentan dificultades para sobrevivir sin el respaldo estadounidense, el futuro de la cooperación internacional se ve incierto.

Un giro controvertido en la política exterior

El recorte de los programas de USAid representa una de las decisiones más drásticas en la historia reciente de la política exterior de Estados Unidos. Aunque la administración Trump justifica este cambio como una medida para proteger los intereses nacionales, las consecuencias para la ayuda humanitaria internacional y la cooperación global son profundas.

Con miles de programas eliminados y organizaciones sin los fondos necesarios, el panorama de la ayuda internacional está siendo reconfigurado, y solo el tiempo dirá si esta reforma tendrá los resultados esperados o si, por el contrario, debilitará aún más la influencia de Estados Unidos en el escenario global.

Crédito fotográfico: Fox News


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